Al menos 26 miembros de la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) murieron este jueves en un bombardeo y ataque terrestre del ejército en el departamento del Cauca, ubicado en el suroeste del país.
Así lo informó este viernes el presidente Juan Manuel Santos en un mensaje en la televisión pública, actualizando una cifra que originalmente el Ministerio de Defensa había puesto en 18 guerrilleros abatido.
Esa cartera confirmó la operación de las fuerzas militares contra un campamento de las FARC en una zona selvática cercana al municipio de Guapí.
En la comunicación inicial el Ministerio de Defensa informó que habían capturado a dos guerrilleros.
Eso no fue confirmado por Santos, quien sí dijo que un menor de edad fue «recuperado» en la operacion, que «se encontraba herido y recibió atención médica».
Tras el bombardeo, se registraron combates en la región ubicada en la costa del Pacífico, estratégica para el tráfico de armas y de drogas donde la guerrilla tiene una fuerte presencia.
La operación también resultó en la incautación de armas y municiones.
Santos dijo que, entre otros elementos, se confiscaron 37 fusiles y una ametralladora M60.
Los militares no reportaron bajas.
La acción tenía como finalidad capturar al guerrillero alias «Javier», número dos del frente 29 de las FARC.
LA REANUDACIÓN DE LOS BOMBARDEOS
Santos ordenó el pasado 15 de abril la reanudación de los bombardeos contra campamentos de las FARC.
Lo hizo después de que 11 militares murieran en ataque guerrillero que, según la versión oficial, se produjo cuando los soldados descansaban en un recinto deportivo también en el Cauca.
Los bombardeos habían sido suspendidos por un mes el 10 de marzo y prorrogados el 10 de abril en el marco del proceso de paz que guerrilla y gobierno negocian en La Habana desde noviembre de 2012.
El gobierno de Santos respondía así al cumplimiento por parte de los guerrilleros del cese el fuego unilateral, declarado en diciembre de 2014.
PRUEBAS DE FUEGO
«Los últimos ciclos de paz han estado marcados por pruebas de fuego», dice el corresponsal de BBC Mundo en Colombia, Natalio Cosoy.
«Aunque todavía las FARC no han emitido un comunicado oficial sobre este ataque de este jueves», dice Cosoy, «es esperable que al hacerlo confirmen que los diálogos matienen su curso, algo semejante a lo que hizo el gobierno en abril, cuando murieron los 11 soldados».
Por lo pronto, Félix Antonio Muñoz Lascarro, alias Pastor Alape, quien forma parte de la delegación de las FARC en La Habana, dijo en su cuenta de Twitter: «La paz es el único camino contra la barbarie».
El gobierno nunca se comprometió a cesar en los ataques contra los rebeldes y según cifras del Ministerio de Defensa, entre enero y abril de este año ya había abatido al menos a 51 miembros de grupos guerrilleros (incluyendo miembros de las FARC).
Desde el inicio del proceso de paz, dijo Santos este viernes, «he sido muy claro en que las operaciones de nuestras fuerzas armadas contra la subversión no se detendrían y no se detendrán».
«Estas son las reglas del juego que hemos establecido».
En este contexto», señala Cosoy, «las FARC saben que el hecho de estar sentados en la capital cubana discutiendo el cese del conflicto no les garantiza a sus hombres en el terreno no ser objetivo de las fuerzas armadas de Colombia».
No obstante, en su discurso del viernes, Santos agregó: «A pesar de tratarse de nuestros enemigos, también debe dolernos a todos los colombianos el dolor de las familias de los guerrilleros muertos».
«Esta es la guerra que quiero terminar».
El proceso de diálogo en la capital cubana busca poner fin a un conflicto que dura más de medio siglo y que ha dejado más de 220.000 muertos y millones de desplazados.
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