El 6 de enero de 1960 –se cumplen hoy 65 años–, el diácono Medardo Luis Luzardo Romero, fue ordenado sacerdote por el Obispo de Maracaibo, José Rafael Pulido Méndez, en la Iglesia Parroquial de su pueblo natal, Los Puertos de Altagracia (Zulia).
La ceremonia inició a las 9 a.m. y asistieron varios sacerdotes, entre ellos, el célebre Olegario Villalobos, los Capitulares, Mariano Parra León y José Luis Castellanos, los Paúles: Rucandio, Ganuza, Bermúdez, Dumont y Alcalde; y el párroco Lisandro Puche, que bautizó, comulgó y alentó la vocación de Medardo Luis.
El Pbro. Parra León, también nativo de dicho pueblo, explicó los ritos de la ordenación, que comenzaron después de la lectura de la epístola. Mons. Pulido Méndez, se sentó frente al altar, y a su presencia, atendiendo el llamado del P. Puche, compareció el diácono Medardo Luis, el mismo sacerdote, dijo al obispo: “Reverendísimo Padre, pide la Santa Madre Iglesia que elevéis este diácono a la dignidad del sacerdocio”. “¿Sabéis, –preguntó el Obispo– si él es digno de tal honor? “En cuanto la fragilidad humana permite conocer, sé y así lo testifico que él es digno de este oficio”, respondió el P. Puche. “Gracias sean dadas a Dios”, concluyó el Obispo. Seguidamente, se dirigió a Medardo, y le recordó públicamente: “la gravedad de los deberes que va a asumir como ministro del altar”.
Al terminar, el Obispo, y todos los presente se arrodillaron, el diacono Luzardo, se tendió, tocando con la frente el piso, figurando un muerto, porque: “espiritualmente debe morir a todas las cosas del mundo” (Col. 3,2). Seguidamente, se entonaron las letanías. Al finalizar, Medardo se levantó: “como resucitado a nueva vida”, y se arrodilló delante del Obispo, que ceñido con la mitra, le impuso las manos en la cabeza; gesto repetido por los sacerdotes presentes, que se fueron colocando frente al altar. El Prelado recitó una plegaria, y ellos, mantuvieron la diestra extendida. En ese instante, el Espíritu Santo descendió sobre Medarlo, consagrándolo a Dios: “tomado de entre los hombres, es constituido a favor de los hombres, en aquellas cosas que dicen relación a la divinidad” (Heb. 5,1).
En seguida, el Obispo dijo el prefacio, con el cual expresó el júbilo de la Iglesia por el nuevo sacerdote. Luego, le impuso la estola sobre el pecho en forma de cruz, significando que: “el sacerdote es otro Cristo”, y finalmente, lo recubrió con la casulla, que simboliza la caridad que debe revestir el alma sacerdotal. El obispo se volvió hacia el altar, dobló las rodillas e inició el himno: «Veni, Creator Spiritus», después, el coro prosiguió el canto, el obispo se sentó y, con óleo, ungió las manos de Medardo; y le entregó el cáliz y la patena, y le dijo: «Recibe la potestad de ofrecer a Dios el sacrificio y de celebrar la Misa tanto por los vivos como por los difuntos”.
Seguidamente, continuó la Misa el nuevo sacerdote concelebró; y después de la comunión, el Obispo entonó la antífona: “Ya no os diré más siervo, sino amigo” (Jn. 15,15); el coro continuó el canto y el recién ungido recitó el Credo, obligándose a defender y predicar esa doctrina y verdades, que son la salvación del mundo. Después, se arrodilló ante el Obispo, que le impuso sus manos en la cabeza y le dijo: “Recibe el Espíritu Santo. Los pecados que perdonares, quedarán perdonados…” (Jn. 20,23); y desplegó la casulla, que estaba recogida sobre su espalda, expresando que en el confesionario es donde el sacerdote despliega la plenitud de la caridad.
EI Pontífice, con gesto paternal, toma entre las suyas las manos del neo sacerdote y le preguntó: “¿Me prometes obediencia a mí y a mis Sucesores?”, “Lo prometo”, respondió el ordenado. “Con esa breve palabra, el nuevo sacerdote ofrece a Dios, a quien el Superior representa, lo más precioso que el hombre tiene: la libertad”. El Obispo corresponde con un ósculo de paz, y se cierra las ceremonias de la ordenación y se abre para el nuevo sacerdote el camino del ministerio, las vías que conducen al dolor del Calvario y al júbilo triunfal de las eternas Pascuas”.
Cuatro días después, el 10 de enero, en el mismo templo, el Sr. Luzardo celebró su primera Misa, y ejerció su ministerio sacerdotal por 58 años y 8 meses (46, 3 como Obispo), función que culminó, donde había iniciado, en su pueblo natal, donde falleció el 27 de noviembre de 2018.
Ricardo Hospedales
Citas: Sermón “Sacerdos In Aeternum”, J.H. (Cardenal) Quintero, Trujillo, 6 Xde junio 1936).
Ciudad Bolívar, 06 de enero 2025.
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