(Enviado Especial).-San Martín de Turumbang es un pueblo que tiene unos 50 años de fundado. Ocupado por indígenas y ahora con la fuerza de la minería aurífera, vienen proliferando distintos caseríos ocupados por criollos e indígenas, todos en dirección de la línea que separa el territorio Esequibo y sin ningún tipo de servicio.
El profesor Kennar Williams, ex Capitán de esa comunidad indígena, en entrevista exclusiva para «El Diario de Guayana», considera que la situación que padecen allí es de suma gravedad.
Lo más triste situación, es que San Martín de Turumbang se encuentra en el más completo abandono, acota.
«El tramo carretero que parte de la alcabala de Casa Blanca, correspondiente a unos 60 kilómetros, siempre ha estado en pésimas condiciones. Fue construida durante el gobierno de Raúl Leoni y nunca ha tenido mantenimiento. Cuando se desbarranca un tramo o se cae alguna alcantarilla, alguien envía máquina y personal y la reparan. Cuando los daños no son mayores, los mismos transportistas y los usuarios de la vía, resuelven los problemas,» explica.
VENÍAN DE RUPUNUNI
En enero de 1969, Venezuela atendió a un grupo de sus hijos provenientes del Rupununi, maltratados, humillados y derrotados físicamente por el Gobierno de Burnham, y les abrió su mano.
Les dio documentación de venezolanos por nacimiento, ubicándolos en dos grupos, tratando de darles un hábitat. Todo de conformidad con sus respectivas tendencias y fue así que los grupos se ubicaron.
Primero, el pueblo de San Ignacio de Yuruaní, y el segundo el de San Martin de Turumbang, en la margen Norte del rio Cuyuní a 4 kilómetros al este de la isla de Anacoco y a un costado de la quebrada de Turumbang, donde el gobierno de Raúl Leoni construyó para la época, 40 viviendas y demás instalaciones requerida para tales efectos, recuerda el profesor Kennar.
NO HAY SERVICIOS PÚBLICOS
En pueblo de San Martin de Turumbang, tiene muchas necesidades en materia de servicios públicos.
Sus habitantes, manifiestan «que los servicios públicos son prácticamente inexistentes».
Como ejemplo, uno de ellos es el suministro eléctrico que nunca es confiable. Cuando la planta no se dañó es que no hay repuestos ni mecánico. Este es un problema de nunca acabar, agregan.
Ahora tienen otro problema: La falta de combustible. Pero además para poder obtener combustible, los representantes de la comunidad tienen que dirigirse a la autoridad militar y tramitar los permisos.
Explican los indígenas, que para esto tienen que vencer las barreras burocráticas, con considerable pérdida de tiempo y dinero, pues, para nadie es un secreto lo costoso que significa una movilización desde San Martin de Turumbamg a Ciudad Bolívar, cuyo costo en pasajes y estadía representa las astronómica cifra de 50,000 bolívares, todo de acuerdo al tiempo que duren las diligencias.
EXIGEN UNA AMBULANCIA
A pesar de que el pueblo se encuentra a gran distancia de Tumeremo y de El Dorado, no existe servicio médico.
Hay un local que sirve de dispensario y tiene una enfermera pero carece de la más mínima dotación y sin médico residente.
Lo insólito es que a pesar de todo esto no cuentan con una ambulancia.
Cuando se presenta una emergencia, el paciente es trasladado en un vehículo rustico, hasta el Hospital «José Gregorio Hernández» de Tumeremo.
Muchas veces ha ocurrido que los pacientes al llegar a su destino han fallecido por ello prácticamente ruegan por una ambulancia.
NECESITAN UN LICEO
El pueblo de San Martin de Turumbang, tiene aproximadamente 2000 habitantes, con un grueso número de jóvenes que todos los años salen del sexto grado, pero la mayoría de estos jóvenes, ven truncadas sus aspiraciones de continuar estudios de secundaria, debido a que no cuenta con una infraestructura adecuada para el liceo que funciona en un galpón.
Muchos de esos adolescentes sin recursos financieros para irse a estudiar a otra parte, optan por marcharse a la minería, o bien en su lugar dedicarse a otras actividades.
CENTRO DE OPERACIONES
Residentes de la zona consideran que si la campaña oficial por el rescate del Esequibo está bien concebida, lo más indicado es que se dote de servicios a los pocos poblados que están en la línea divisoria. En este caso, San Martín de Turumbang, ha de convertirse en centro de operaciones de la reclamación, para lo cual debe ser dotado de servicios completos y modernos.
Las autoridades han de diseñar un programa especial para incorporar a los miles de mineros venezolanos que se encuentran del otro lado del río.
Resulta curioso que del lado norte del río Cuyuní está prohibida la minería. El minero cruza el río y del lado de allá, se convierte en minero.
Estos mineros, los venezolanos, utilizan a San Martín como centro de provisión y de referencia, pero la carencia de mercancía e insumos es total. Es una situación irregular que requiere soluciones inmediatas. Mineros y pobladores de la zona piden que las soluciones y ayudas que requieren, no sean encomendadas a la fuerza pública, porque las necesidades son, básicamente de servicios públicos.
RECUPERAR LA CARRETERA
Alejandro Lovera, un curtido minero, conocedor de la zona, quien durante muchos años ha ejercido la minería en las adyacencias de San Martin de Turumbang, se pregunta: ¿Cómo puede ser efectiva nuestra reclamación del Esequibo, si las costas de los ríos Venamo y Cuyuní, que hacen de línea divisoria, se encuentran en total abandono?
Si no podemos atender las costas divisorias, mal podremos atender el territorio Esequibo, cuya posesión estamos reclamando, agrega.
«El tramo carretero que comunica al poblado de San Martin de Turumbang, es intransitable, los enormes huecos son de una profundidad, que imposibilita el tráfico automotor, el llamado es urgente al Gobierno Nacional para que recupere la carretera, máxime cuando en la isla Anacoco, está enclavado un componente de nuestra Fuerzas Armadas Bolivarianas, señala Alejandro Lovera.
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