El tiempo avanza y la malévola estoica oficialista utiliza toda clase de substantivos o adjetivos, convertidos en estereotipos, para estigmatizar, condenar, segregar y aplastar a todo aquella voz que diverge de su proyecto político.
Nuestro país no constituye una excepción en ese duro trajinar que significa la defensa de la democracia. Por consiguiente y producto de ese imperativo grotesco podemos señalar dolorosamente que la patria sufre la irreversible partición en: “los nuestros” y los “contrarios”. Los que tienen derecho y los que “no” los tienen.
El concepto de la historia humana nos indica que desde sus orígenes, se registran las más diversas formas de marginación, de exclusión entre los seres humanos. Muchas infieras se han producidos generando divisiones y mucho dolor. Siempre se hace presente ese variados onivodo que produce la tentación de excluir al “otro” o a los “otros”, precisamente porque no caen dentro de su esquema político.
El oficialismo se siente débil y acorralado. Su inequívoca política transciende los mares allende. El pueblo exige a gritos se produzca un milagro llamado “dialogo”. Él tiempo es corto, y en medio de ese desespero embiste ferozmente en contra del adversario. Cuyos resultados están a la vista, diputados opositores echados a empujones del CNE.
Recordemos aquel diciembre de 1948 y su Declaración Universal de los Derechos Humanos, precisamente a la caída de dos grandes totalitarismos del siglo XX, el nazi y el fascista, quedando en pie otro coloso político el comunista.
Es imperioso aproximar aquel acontecimiento, en tiempos en que, cómo los que actualmente vivimos, se despinta esa proclama de humanidad.
El contenido de la declaración comienza afirmando de forma clara y precisa: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los uno con los otros” (Articulo 1).Ante los hechos que se están sucediendo en nuestra patria es una necesidad subrayar esta verdad-realidad.
Habitantes de Tumeremo reclaman asfaltado
El problema de las calles de Tumeremo es algo que sus habitantes tienen que lidiar. Sin embargo existen muchas calles que se han transformado en un autentico martirio. Habitantes y conductores indican que el problema de la vialidad de Tumeremo es un caos, para desplazarse se requiere de mucha paciencia. Cualquier vehículo que por mala suerte llegue a caer en las profundidades de uno de los tantos barranco que existen en las diferentes calles del pueblo, quedaría totalmente destartalado, y reclamo al cielo
Los vecinos esperan que el Gobierno Regional vuelva sus ojos hacia Tumeremo y de inmediato procedan con el asfaltado; que en la pasada campaña electoral ofrecieron, por cierto que el señor Gobernador del Estado Bolívar, la bautizo con nombre y apellido “La Rumba del Asfalto”, pero que al final de cuentas la famosa orquesta nunca llego a deleitar a los moradores de este pueblo minero llamado Tumeremo.
Señalan los residentes de la capital de Sifontes, que: “todas las calles de Tumeremo presentan un deterioro en su capa asfáltica”. Visualizándose enormes huecos y troneras cuyo obstáculo no es otro que destruir cualquier vehículo. Conductor que pierda el equilibrio aterriza de cabeza en cualquier de los incalculables y profundos huecos que se ubican en las calles de Tumeremo…..como dice el viejo refrán:…. “Amanecerá y veremos”
Persiste la pudrición en la calle El Dorado.
La falta de conciencia ciudadana y una acción oficial que le ponga un parao a las personas que sin ningún pudor, se aprovechan de las ocasiones para desbordar sus pútridas aguas, que diariamente deslizan por la calle El Dorado. El chorreadero continúa….. La contaminación ambiental amenaza la salud de los vecinos de la principal arteria vial de Tumeremo….¿quien le pone el cascabel al gato…..?
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