Asesinado de un tiro un hombre en el barrio José Tadeo Monagas

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La mañana de ayer fue ultimado César Octavio Chacón Rondón de 20 años. En su espalda se observaba el impacto de proyectil que lo atravesó. El hecho tuvo lugar en la invasión Caracas del barrio José Tadeo Monagas de San Félix.
A eso de las nueve de la mañana César Octavio, se dispuso a salir de su casa y le dijo a su mujer que iría a cobrar un dinero que le debía un vecino. Según relató la fémina, «le debían una plata por un trabajo de albañilería.
Cuando el reloj marcaba las 9:20 am los vecinos escucharon una detonación, sin sospechar nada de lo ocurrido siguieron dentro de sus viviendas. Algunos moradores comentaron que eso es normal en la zona, pues los pistoleros del sector siempre andan haciendo de las suyas. Afirmaron que los organismos policiales no realizan patrullaje en la zona.
Una de las habitantes cercanas al sitio del suceso explicó que «de repente se escuché un alboroto y salí rápidamente a ver qué pasaba, encontrándome con un grupo de personas y el cuerpo de Rondón tirado en la vereda».
Varias personas que caminaban por el sector, avistaron el cuerpo. Al observarlo lo identificaron, «mataron al pana Cesita,»fue lo que se corrió en el barrio. Uno de los tíos de Rondón llegó primero al lugar y exclamaba, «yo siempre te lo decía, deja de andar en malos pasos, siempre oraba por ti, pero no me hiciste caso».
Uno de los moradores de la invasión, señaló: «yo vi cuando César iba en veloz carrera, escuche el disparo y vi que cayó al suelo. Luego de ver lo ocurrido se resguardó en su casa y salió cuando llegó la Guardia Nacional.
Evelin Martínez, pareja de César Octavio desde hace tres años, indicó que nadie le aviso, «como vivo cerca vi la gente correr y salí a curiosear». Al llegar al sitio vio el cuerpo de su concubino tendido en la arena; sin hacer ningún escándalo por lo ocurrido, se acercó con su hijo en brazos y dijo, «si ese es mi marido».
Al lugar llegaron los padres de la víctima, quienes al ver a César Octavio sin vida, no contuvieron las lágrimas. «Mi hijo no puede ser Dios mío», fue lo que exclamó la madre llena de dolor. El occiso no tenía su cartera, ni el dinero que había cobrado. Por lo que las autoridades no descartan que el homicidio haya sido por robo.
César Octavio era el mayor de seis hermanos y deja en la orfandad un bebé de un año; los dolientes indicaron que se dedicaba a matar tigritos de albañilería. Al lugar se presentaron efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana, quienes acordonaron el sector mientras llegaba el cuerpo detectivesco.
Minutos más tarde arribó una comisión del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas, que se encargó de levantar el cadáver y colectar las evidencias.

TENÍA UNA CUENTA PENDIENTE
Hace cuatro años, César Octavio fue tiroteado en el mismo sector, para aquel entonces era un adolescente de 16 años. Según contaron algunos testigos, el muchacho «quizás tenía una cuenta pendiente». Serán las autoridades policiales, las encargadas de esclarecer el crimen.