¿BUSCANDO LA FELICIDAD?

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Cuáles serán las razones por el cual la gente, teniendo mucho o poco no se sienten felices. Por qué será que hay tanta insatisfacción en las familias. Ese desanimo que les embarga día tras día a muchos matrimonios, adolescentes, jóvenes y adultos, estudiantes y profesionales, ama de casas y emprendedores. Y es que será que la felicidad está supeditada a alguien o a algo que anhelamos obtener pero no llega.

Hay personas que están esperando un cambio que se tarda por llegar, y esa espera le roba la alegría. A menudo escuchamos a algunos decir: «Seré feliz cuando las cosas cambien», «Seré feliz cuando me gane la lotería», «Seré feliz cuando me asciendan de cargo o seré feliz cuando me gradúe», «Seré feliz cuando tenga novio o seré feliz cuando me case».

Lamentablemente, eso puede demorar, o tal vez no. El hecho es que debemos ser capaces de valorar cada día, como si fuera nuestro último día. Permite que cada vivencia se convierta en una oportunidad para crecer, para ser mejor en lo que te desempeñes, para ser feliz contigo mismo y con los que te rodean. El quedarse a la espera de un cambio y no ser parte del mismo comenzando por nosotros mismos, en relación con el trato a nuestra familia, el vecino, con el prójimo, no nos permitirá ver los cambios que realmente anhelamos, debido a que los cambios no dependen sólo de alguien, sino de todos.

En la Biblia Salomón dice lo siguiente: «Aun así, he notado al menos una cosa positiva. Es bueno que la gente coma, beba y disfrute del trabajo que hace bajo el sol durante el corto tiempo de vida que Dios le concedió, y que acepte su destino. También es algo bueno recibir riquezas de parte de Dios y la buena salud para disfrutarlas. Disfrutar del trabajo y aceptar lo que depara la vida son verdaderos regalos de Dios. A esas personas Dios las mantiene tan ocupadas en disfrutar de la vida que no pasan tiempo rumiando (considerando) el pasado». Eclesiastés 5:18-20.

No vivas comparándote con los demás. También hay gente que dice: «Si yo hubiese tenido una mejor familia, una mejor educación, mejores posibilidades en la vida, si yo viviera en una casa nueva, si tuviera carro, si viajara… sería feliz». El tener anhelos por cosas que no tuviste o la vida que no tienes, eso también te roba la alegría. Compararnos con los demás produce amargura. Pero la realidad es que, a pesar de no tener todas estas cosas, podemos ser felices en el lugar y con las personas que Dios ha puesto a nuestro alrededor, si tan sólo llenamos nuestra boca de agradecimiento y no de quejas, te darás cuenta lo bendecido que eres, y aún lo bendecido que puedes ser… continuará… la próxima semana.

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