Caos y modelo económico

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Al presidente Abraham Lincoln, quien salvó a la hoy primera potencia 1) Usted no puede crear prosperidad desalentando la Iniciativa propia. 2) No puede fortalecer al débil, debilitando al fuerte. 3) No puede ayudar a los pequeños, aplastando a los grandes. 4) No puede ayudar al pobre, destruyendo al rico. 5) No puede elevar al asalariado, presionando a quien paga el salario. 6) No puede resolver sus problemas mientras gasta más de lo que gana. 7) No puede promover la fraternidad de la humanidad, admitiendo e incitando el odio de clases. 8) No puede garantizar una adecuada seguridad con dinero prestado. 9) No puede formar el carácter y el valor del hombre quitándole su independencia, libertad e iniciativa. 10) No puede ayudar a los hombres realizando por ellos permanentemente lo que ellos pueden y deben hacer por sí mismos.

Estos principios son los mismos que inspiran a las naciones desarrolladas a alcanzar altos índices de vida entre sus pobladores. En los que hay una sinergia permanente entre el sector público y privado de la economía. Se valora al empresariado y se buscan mecanismos para traer inversiones de todas partes.

Por el contrario, el marxismo instó a la destrucción de la propiedad privada y de todo aquello que la posibilita. Presentó a la lucha de clases y a la violencia como parteras de la historia. Condenó la religión y la definió como el “opio del pueblo”. Con la dictadura del proletariado, acabó con toda posibilidad de pluralismo. En la práctica se decantó como una fábrica de pobreza, violadora de derechos políticos. La consecuencia fue la caída del Muro de Berlín. Hoy apenas quedan vestigios de estas políticas, y Venezuela es uno de ellos. Hasta que no se acabe con el estatismo, con una economía asfixiada con hiper controles como el cambiario y la corrupción que produce, estaremos muy lejos de la solución.

El gobierno está atrapado en sus propias contradicciones. Nadie apuesta pueda llegar hasta el final. Sino hay una profunda rectificación puede haber una explosión social o una irrupción golpista con la excusa de poner orden. El tiempo se agota y cada segundo que pasa es crucial. El refrendo revocatorio es un derecho constitucional y opera a favor de la institucionalidad como válvula de escape.

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