El venezolano se ha convertido en pieza clave y muy activo con el bate en el conjunto de Filadelfia.
Para la gente que tiene muchos años en el béisbol, muchas veces los peloteros pareciesen sus propios hijos. Crecen frente a sus ojos, más rápido de lo que parece posible.
El venezolano César Hernández es uno de esos muchachos para el manager de los Filis, Pete Mackanin, quien recuerda haber visto al infielder cuando éste era un adolescente abriéndose paso en las ligas menores.
«César era un chico tímido, sin mucha confianza en sí mismo. Tenía habilidades, pero no confianza», contó Mackanin esta semana. «Lo he visto crecer a lo largo de los años, hasta convertirse en un sólido pelotero de Grandes Ligas. Le tomó un buen tiempo jugar con la confianza con la que está jugando ahora».
Hernández, un segunda base que batea de primero en el orden ofensivo, es una de las principales razones por las que los Filis han arrancado mejor de lo esperado en el 2017. El valenciano llegó al jueves bateando para .321, jugando una defensa de élite y manejándose como alguien que tiene planes de quedarse en las Grandes Ligas para ver cómo termina al plan de reconstrucción de los ejecutivos Andy MacPhail y Matt Klentak.
SU PROMEDIO
Al igual que el también venezolano Freddy Galvis, Hernández firmó con los Filis el 2 de julio del 2006. El guante del torpedero Galvis le permitió llegar a las Mayores en el 2012, pero Hernández siempre tuvo mejor bate, lo que ha demostrado en los últimos dos años.
Hernández se apoderó de la segunda base en el 2015, después de que el ícono de la franquicia, Chase Utley, fue cambiado a los Dodgers. Nadie sabía cuánto tiempo duraría Hernández como dueño de la posición, sobre todo porque en su juego había varias cosas por mejorar.
«La mayor parte de mi confianza viene porque no tengo que jugar presionado», dijo Hernández. «No siento presión. Yo sólo vengo al parque a divertirme y a jugar con mucha energía. Eso es lo que vengo haciendo».
MAS EXPERIENCIA
Hernández pareció dar un giro como bateador en la segunda mitad del 2016, cuando bateó.298 con .824 de OPS (porcentaje de embasarse más slugging). En ese lapso, encabezó la Liga Nacional en triples, con 11, y bases robadas con 17 (aunque lo retiraron en 13 ocasiones).
«Hace dos años bateó bastante bien», dijo Mackanin. «Sentimos que había mejorado. Uno sigue insistiendo, enseñando y explicando lo que estás haciendo bien, lo que estás haciendo mal, trabajando en distintas cosas. Toma tiempo, nada más.
«Hay quienes suben y están listos. Mira a Corey Seager, un pelotero sólido desde el primer momento. A otros les toma un tiempo llegar al punto en el cual está César».
«Ahora tengo más experiencia», dijo Hernández. «He tenido la oportunidad de conocer a los pitchers. Ya sé qué lanzan, cómo les gusta enfrentarme. Pequeños detalles que ayudan mucho. Eso es muy importante».
UNA CAMPAÑA INTERESANTE
Después de ir cinco temporadas seguidas a la postemporada, una seguidilla que tuvo su punto más alto en la Serie Mundial ganada en el 2008, los Filis no han tenido un récord ganador desde el 2011, pero Hernández y sus jóvenes compañeros son capaces de convertir esta temporada en una interesante, y no simplemente en el año marcado por el arribo del prospecto del campo corto J.P. Crawford.
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