Los sabuesos de la policía científica continúan las pesquisas en torno al homicidio de José Enrique Gil, de 19 años, quien fue asesinado el pasado viernes en la urbanización Riveras del Caroní, en Puerto Ordaz.
Extraoficialmente se conoció que la víctima habría tenido un problema con unos delincuentes hace varios meses en la parroquia Unare. Al parecer, había permitido el acceso a unos muchachos en una fiesta para que asesinaran a otro.
Desde allí, «El Che», como era conocido, se mantenía en precaución por una amenaza de muerte que le habían sentenciado.
Es válido recordar que el joven fue ultimado por más de cinco disparos en presencia de su esposa e hija de dos años, mientras laboraba en una agencia de loterías.
Luego del hecho fue trasladado hasta la Clínica San Andrés para que fuera atendido, sin embargo, los médicos señalaron que al ingresar no presentaba signos vitales.
Mientras tanto, los investigadores mantienen la hipótesis de que todo se haya tratado de un ajuste de cuentas sin descartar otro móvil.
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