Columna: Crónicas Laborales

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Memorando 2792 (una vision arcaica del derecho del trabajo, y la vida)

El 11 de octubre del 2018, nació, con la rúbrica del Ministro del Poder Popular para el Proceso Social del Trabjo, de esa época, el Memorando 2792 (y luego, su texto fue publicado en Gaceta Oficial).

El memorando contiene 8 puntos, y un preámbulo.

¿De qué trata ese documento?

El contenido de ese documento es la voz del gobierno nacional en lo relativo al salario que deben devengar, según él, (a tabla raza), los trabajadores venezolanos de los sectores público y privado.

Otro punto esencial (a propósito de imponer ese salario mínimo a escala nacional y para todos los cargos), es la intervención y control burocrático de todas las convenciones colectivas ya discutidas o por discutir, presentes en el país.

Ese memorando crea una comisión integrada para garantizarse ellos, la imposición nacional del salario mínimo, que el mismo gobierno decide cual es(sin consultar a nadie ni exhibir criterio alguno).

Si alguna convención colectiva, anterior a la creación de esa comisión, contiene en sus tablas salariales ingresos para los trabajadores superiores al mínimo nacional, esa convención colectiva hay revisarla y meterla en cintura.

Sin máscaras ni disfraces, ese es el núcleo duro de ese memorando.

Para justificar lo hecho, se afirma que eso es para producir una justa distribución de la riqueza en la clase trabajadora en el marco del Programa de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad Económica( programa que, mas allá de la palabras, nadie sabe su contenido).

Los dichos ministeriales,  en la realidad (en la vida), todo es falso.

Los salarios mínimos en el mundo, por definición, lo que distribuyen es pobreza. Es el vivir con lo básico.

En el proceso económico( ni en el socialismo trasnochado ni en  el capitalismo liberal) con la herramienta de los salarios, mínimos, medios o alto, no distribuyen riqueza ni acumulación de capitales.

El salario sólo es un costo en el proceso social de la generación/creación de bienes y servicios( no una inversión reproductiva de los trabajadores).

Los salarios ( y menos los mínimos), no generan renta ni plusvalía para los trabajadores del mundo.

Las riquezas, provenientes del trabajo asalariado, van directas a los bolsillos de los propietarios de los medios de producción, sean públicos o privados.

 Da lo mismo.

Las riquezas generadas por los trabajadores petroleros venezolanos(que tienen miseros salarios/pensiones), van directo al bolsillo del estado patrón, propietario de las acciones de esas industria/ empresa, no a los trabajadores.

Reitero, con salarios mínimos nacionales no se distribuyen riquezas. Es solo un retrato del hambre y la miseria individual/social.

En realidad, con salarios mínimos igual, para todos, lo que se busca, conscientemente, es generar pobreza.

Liquidar a la clase media.

Para lograr ese cometido está el memorando 2792.

El memorando 2792, destruye, en la selva burocratica, el instrumento fundamental del cual se ha valido la clase obrera mundial, para acceder a un mejor nivel de vida, a cambio de su trabajo, que son(todos sabemos) las convenciones colectivas de trabajo.

Pues, la convenciones colectivas, historicamente, son un invento de los movimientos laborales, influidos o motorizados, principalmente, por la izquierda mundial.

Se quiere vivir mejor, y las convenciones colectivas, son el espacio para obtener logros y mejoras a cambio de la prestación de los servicios laborales.

En la médula de las convenciones colectivas, están millones de pasiones de la izquierda mundial.

Y, al parecer, esa historia no la saben en el ministerio del trabajo en venezuela.

Las convenciones colectivas, como instrumento  de lucha, les pertece a la clase obrera, no a la burocracia del estado ni a los patronos públicos o privados ni a los partidos políticos ni a la iglesias.

El memorando 2792(y lo que busca y representa), hay que enterrarlo.

Es una verguenza instalado en el corazón del movimiento obrero.

Gabriel Moreno