¿Cuál es el impacto perverso de nuestras emociones negativas?
Deseo compartirles una historia que es muy utilizada por quienes nos dedicamos a la formación de personas, para ayudarlas en su proceso de crecimiento personal y poder sacar la mejor versión de sí mismos.
Esta relato la pueden encontrar como; la Historia de los Clavos, los Clavos en la Puerta, Los Clavos en la Madera o los Clavos en la Cerca. Les muestro la versión conocida como Los clavos en la puerta, publicada, en la página web Bezzia:
https://www.bezzia.com/la-historia-de-los-clavos-como-pueden-entender-los-ninos-el-impacto-de-la-ira/
“Juan era un niño como todos, aparentemente con una vida normal, acorde a su edad, pero tenía un problema con su mal carácter. Sus padres habían notado la gravedad de ese problema”.
“Todos los días Juan se peleaba con sus hermanos, amigos, compañeros del colegio o cualquier otra persona que le rodeaba”.
“Una mañana su padre le entregó un paquete. Juan con inmensa curiosidad lo desenvolvió y se sorprendió mucho al ver el contenido de ese extraño regalo: Era una caja de clavos”.
“El padre lo miró fijamente y le dijo: Hijo te daré un consejo. Cada vez que pierdas el control de tu carácter y te enojes o contestes mal a alguien y discutas, clava uno de estos clavos en la puerta de tu habitación”.
“El niño obedeció las indicaciones de su padre. El primer día clavó más de 10 y pronto su puerta estaba casi llena de clavos”.
“Con el paso del tiempo, el niño fue aprendiendo a controlar su mal carácter, por consiguiente, la cantidad de clavos por día comenzó a ser menor. Juan descubrió que era más fácil controlar su temperamento que clavar los clavos. Finalmente llegó el día en que Juan ya no clavó ninguno, porque había aprendido a ser más tolerante con los demás. Ese día su padre orgulloso, le sugirió que hiciese lo contrario en la puerta, que por cada vez que pudiera controlar su mal carácter, sacase un clavo”.
“Los días transcurrieron y Juan logró quitar todos los clavos. El padre notó que el niño había aprendido muy bien la lección”.
“Entonces lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta, y con mucha tranquilidad le dijo: Haz hecho bien, pero mira los agujeros que tiene la puerta, provocados por los clavos. La puerta nunca volverá a ser la misma”.
“Cuando dices cosas con enojo, dejas una cicatriz en las personas igual que en la puerta. Y no importa cuántas veces pidas perdón, las marcas muchas veces seguirán ahí. Una herida verbal puede ser incluso más dañina que una física”.
“También recuerda que los amigos son joyas muy escasas que llegan a tu vida. Debes conservarlos, cuidarlos, amarlos y no lastimarlos”.
¿Qué lecciones nos deja esta historia?
Este aleccionador relato pone en evidencia los efectos negativos que nos generan el dar rienda suelta a nuestras emociones negativas. En este caso se trata de la ira, pero también toda esa variedad de emociones negativas, como odio, envidia, inseguridad, frustración, ansiedad, miedos, inseguridades, impaciencia y muchas otras, nos causan devastadores consecuencias en nuestras vidas.
En otras palabras, la falta de adecuada inteligencia emocional que nos conduce a un pésimo manejo de nuestras emociones negativas, es la responsable de innumerables fracasos en la humanidad.
Muchos profesionales bien preparados, atletas de buenas condiciones, artistas, empresarios, hombres de negocios y en general personas que han podido tener resonantes éxitos y logros, han visto naufragar sus sueños y aspiraciones por su mal carácter y su inmadurez emocional. La falta de saber interrelacionarse con otros, los ha llevado por el camino de grandes dolores y fracasos.
Incluso, mis apreciados lectores, el mal manejo de nuestras emociones, no sólo nos genera nefastas consecuencias laborales, de negocios o sociales, impidiendo nuestro ascenso y crecimiento, también es responsable de muchos efectos negativos en nuestros cuerpos.
Esta universalmente demostrado que esas emociones negativas nos llevan a generar la indeseable hormona llamada Cortisol, la cual es capaz de deteriorar nuestra sangre, debilitar el sistema inmunológico, bajar nuestra energía corporal y crear las condiciones para enfermarnos, además que nos resta productividad, nos aparta de la creatividad, la serenidad y la felicidad.
Es decir, las emociones negativas nos debilitan, nos enferman y nos imposibilitar tener una vida equilibrada, realizada y feliz.
Las emociones positivas, por el contrario, nos generan otra hormona llamada Serotonina, la cual produce un efecto muy positivo en nuestro cuerpo, llenándonos de buenas energías, lo cual eleva la salud, la productividad, nos permite excelentes relaciones interpersonales y nos impulsa para alcanzar nuestros sueños y aspiraciones.
Por tanto, mis dilectos lectores, el mejor “regalo” que podemos hacernos a nosotros mismos, es el estudio y aprendizaje de la llamada Inteligencia Emocional, para recibir sus maravillosos beneficios.
El ejemplo de los clavos nos debe servir de “recordatorio” que nuestra ira y emociones negativas, destruyen nuestras relaciones sociales y aunque luego pidamos disculpas, dejan “heridas” en quienes nos rodean. Elevemos nuestra Inteligencia Emocional.
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Waldo Negrón
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