¿Valoras la importancia de los Fracasos?
Quiero compartir con mis respetados lectores, impactantes casos de empresarios y hombres de éxitos, quienes tuvieron rotundos fracasos en sus vidas. Veamos
Bill Gates vio cómo su primera empresa se derrumbó. Bill Gates es uno de los hombres más ricos del mundo, pero no ganó su fortuna inmediatamente. Entró a la escena emprendedora con una empresa llamada Traf-O-Data, la cual apuntaba a procesar y a analizar los datos de determinadas cintas de grabación.
Trató de vender su idea junto con su socio, Paul Allen, pero el producto apenas funcionaba. Fue un completo desastre. Sin embargo, el fracaso no evitó que Gates explorara nuevas oportunidades y algunos años después, creó su primer producto de Microsoft, un nuevo camino al éxito. Sus fracasos le permitieron crecer, aprender, fortalecerse, elevar la confianza en sí mismo, le dieron más tenacidad y determinación a triunfar, en síntesis, esos fracasos fueron la gran escuela formativa para este exitoso y mundialmente reconocido empresario.
Walt Disney fue despedido por su falta de creatividad. Uno de los genios más creativos del siglo 20, fue despedido de un periódico porque “no tenía creatividad”. Tratando de seguir adelante, fundó su primera empresa de animación llamada Laugh-O-Gram Films. Recaudó 15 mil dólares para la empresa, pero eventualmente tuvo que cerrarla. Desesperado y sin dinero, Disney encontró una forma de llegar a Hollywood y enfrentó la crítica y el fracaso hasta que por fin sus películas comenzaron a hacerse populares. Posteriormente, hecho que lo incorporó a la historia mundial, diseñó, y construyó su gran sueño: Disney World
Steve Jobs fue despedido de su propia empresa. Steve Jobs no sólo era un gran emprendedor debido a sus grandes inventos, sino también por haberse recuperado de un fracaso insuperable. Jobs encontró el éxito en sus 20’s cuando Apple se convirtió en un imperio masivo, pero cuando tenía 30, la junta directiva decidió despedirlo. Sin dejarse intimidar por el fracaso, fundó una nueva empresa llamada NeXT, la cual eventualmente fue adquirida por Apple. Una vez que regresó a Apple, renovó la imagen de la empresa y la hizo crecer.
Arianna Huffington fue rechazada por 36 editores. Es difícil creer que uno de los nombres más importantes de las publicaciones online, alguna vez fue rechazada por tres decenas de editores. El segundo libro de Huffington, el cual trató de publicar antes de crear el imperio de Huffington Post, fue rechazado 36 veces antes de que lo publicaran.
Aun así, el Huffington Post no fue un gran éxito de inmediato, cuando lo lanzaron había muchas críticas negativas sobre su calidad y potencial. Obviamente superaron esos baches y eventualmente se convirtió en uno de los puntos de venta de mayor éxito en la web.
¿Qué les paree apreciados lectores?
En estas historias, sin lugar a dudas, tenemos la inequívoca lección de que el fracaso es parte esencial de los triunfos. Los fracasos no pueden verse como tragedias insalvables, parálisis, frustración y menos aún, la equivocada decisión de abandonar proyectos en nuestras vidas. No podemos detener nuestras aspiraciones, por haber tenido caídas, obstáculos ni serios fracasos.
Los fracasos nos indican actuaciones a corregir, caminos a rectificar, aspectos a mejorar, lecciones para aprender, enfoques que debemos revisar, debilidades personales a fortalecer, es decir, los fracasos son una enorme fuente de aprendizaje y una invalorable oportunidad de potenciarnos y fortalecernos; para, luego de los ajustes y rectificaciones del caso, lanzarnos de nuevo, por otros caminos, otras maneras de actuar que nos pueden abrir las puertas del éxito.
Los líderes, gerentes, maestros, educadores, padres y todo aquel que tenga responsabilidad en la formación de otras personas, debe reforzar en la mente de los demás que los fracasos son necesarios, inevitables, frecuentes y son parte indisoluble de quienes buscan el triunfo y alcanzar el éxito, personal o profesional.
Desmitificar lo negativo y trágico de los fracasos es una nueva verdad universal, muy especialmente en el mundo gerencial y de liderazgo.
Hay una máxima gerencial muy en boga que reza: Hay que reivindicar el derecho al error entre las personas. Los errores son la escuela de formación y fortalecimiento de la personalidad.
La llamada Nueva Normalidad, ha representado increíbles y profundos cambios y transformaciones en el mundo entero. Se han modificado muchos conceptos, paradigmas y esas “verdades” aceptadas como válidas. Ahora se impone desaprender cosas y aprender cosas nuevas. El saber entender los fracasos, será crucial en estos turbulentos tiempos.
Adelante mis lectores, saquemos aprendizaje de las caídas y tropiezos en nuestras vidas. Usemos los fracasos en nuestro provecho. Nunca nos demos por vencidos Que así sea.
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Waldo Negrón
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