Columna: Desde el Orinoco

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¿Sabes las consecuencias de no confiar en ti mismo?

Deseo compartirles este cuento de Eva Rodríguez, publicada en el blog Cuentos Cortos, página web:

http://www.cuentoscortos.com/cuentos-originales/la-pequena-hormiguita

“Había una vez, en una colonia de hormigas, había una pequeña hormiguita que era todo bondad. La hormiguita soñaba con ser la ayudante de la reina. Ese era el sueño de la pequeña hormiguita desde que tenía memoria. Todo lo que ella deseaba era demostrar su lealtad y ayudar a que su colonia prosperara”.

“Sin embargo, el día en el que decidió contarles a todas sus compañeras hormigas sobre sus sueños, estas se burlaron al instante”.

“Nunca podrás llegar a ser la ayudante, de la reina —le decían—. Eres una hormiga demasiado pequeña, y que para tener ese cargo necesitas ser más grande.
Decepcionada, la pequeña hormiguita fue en busca de su abuelita para pedirle consejo. Sabía que su abuela siempre la apoyaba y entendería su deseo de ser ayudante la ayudante de la reina”.

“Dicen que soy muy pequeña para ser ayudante, abuelita, dijo la pequeña hormiguita. Da igual lo grande o pequeña que seas. El tamaño no lo es todo. Todo esfuerzo en inútil si no crees en ti misma. No siempre el que más éxito alcanza es el que más grande parecía”.
“Después de hablar con su abuelita la hormiguita se marchó, pero siguió dándole vueltas a esas palabras”.

“Pasaron unos días antes de que la hormiguita se decidiera a presentarse ante la reina. Y lo hizo con estas palabras:”

“Me presento aquí para ser su ayudante. No soy la más grande, ni la más fuerte, pero puedo hacer muchas cosas”.

“La reina, sorprendida ante aquellas palabras, dijo a la pequeña hormiguita:
Eres la más pequeña de todas las hormigas que han venido a verme, pero también la más decidida y, viendo tu tamaño, también la más valiente. Te daré una oportunidad.
Las amigas de la hormiguita se rieron de ella, y le dijeron que iba a hacer el ridículo. Pero la hormiguita no se rindió.”

“La pequeña hormiguita se convirtió en la ayudante de la reina y demostró ser la mejor ayudante que jamás había habido en aquella colonia. Sus amigas se disculparon y, desde entonces, nadie más en la colonia volvió a juzgar a otros por su tamaño o su aspecto. Porque el verdadero valor de las hormigas, igual que el de las personas, no reside en lo que se ve, sino en lo que están dispuestos a hacer por su comunidad”.

¿Qué reflexiones nos deja el aleccionador cuento de Eva Rodríguez?

Creo que el ejemplo de nuestra hormiguita refleja la conducta de muchas personas. En mi larga trayectoria como consultor gerencial y formador de personas, he podido comprobar, innumerables veces, que muchos seres humanos se subestiman, no creen fielmente en sus posibilidades y se dejan “desestimular” por comentarios de otras personas, con lo cual “frenan” sus esfuerzos por trascender y lograr sus anhelos y sueños.

Reitero, mis apreciados lectores, que la diferencia entre quienes triunfan y los que se quedan en el camino, es su actitud ante la vida, su manera de afrontar dificultades, así como el auto evaluación que ellos mismos se hacen. Lastimosamente, muchos se dejan llevar por su tamaño, aspecto físico o incluso alguna discapacidad que puedan tener.

La historia está llena de casos de personas, aun con serias discapacidades y limitaciones físicas quienes logran “brillar” lograr sus metas y ser admirados y queridos por sus semejantes.

Usemos el ejemplo de nuestra hormiguita para darnos “fuerza” y mucho ánimo, unido a un esfuerzo constante, de formación, aprendizaje y superación que nos lleve por el sendero de las realizaciones y la felicidad integral.

No podemos amilanarnos, ni dejarnos influenciar negativamente por comentarios de personas que no quieren o les molestan nuestros logros. Nada de temor ante los retos ni menos aún abandonar aspiraciones por “el qué dirán”.

Fijemos nuestras metas, tengamos claridad en las cosas que aspiramos y la vida que deseamos y luego, de manera muy decidida, serena y con absoluta determinación, salgamos a conquistar esos sueños y aspiraciones. Merecemos la vida que deseamos. Amén. Dios los acompañará en esos hermosos anhelos

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Waldo Negrón

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