Trabajadores del Vaticano iniciaron este viernes la instalación de una chimenea en la parte superior de la Capilla Sixtina, una señal de que los preparativos para la elección del próximo papa entraron en su fase final.
El cónclave, que reunirá a los cardenales electores a partir del 7 de mayo, se celebrará tras la muerte del papa Francisco, y tendrá como objetivo designar al nuevo líder de los más de 1.300 millones de católicos en el mundo.
El conducto metálico que corona el techo de la Capilla Sixtina cumple una función clave: indicar públicamente con humo negro o blanco el resultado de las votaciones secretas. Tras cada dos rondas de votación, las papeletas son quemadas en un horno especial. Si no hay acuerdo, se añade una mezcla química .incluyendo perclorato de potasio, antraceno y azufre- que genera humo negro.
Cuando se alcanza una mayoría de dos tercios y se elige a un nuevo pontífice, se utiliza otra combinación que produce humo blanco.
El cónclave se desarrollará bajo estrictas normas de aislamiento y confidencialidad. Toda la actividad se concentra en la Capilla Sixtina, espacio de gran simbolismo y sede histórica de las elecciones papales.
El nuevo pontífice deberá enfrentar retos complejos, entre ellos la caída de vocaciones, los abusos cometidos por miembros del clero, la gestión de las finanzas vaticanas y la necesidad de conectar con nuevas generaciones en un mundo cada vez más secularizado. Agencias
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