¿Es importante tener equilibrio en nuestras vidas?
Los seres humanos vivimos momentos felices y también, situaciones de gran dificultad. Les comparto esta valiosa historia, de gran utilidad en nuestras vidas.
“Cuatro velas se quemaban lentamente. En el ambiente había tal silencio que se podía escuchar el diálogo que sostenían. La primera dijo:”
“¡Yo soy la paz! Pero las personas no consiguen mantenerme encendida. Creo que me voy a apagar. Y, disminuyendo su fuego rápidamente, se apagó por completo”.
“Dijo la segunda:”
“¡Yo soy la fe! Lamentablemente a los hombres le parezco superflua. Las personas no quieren saber de mí. No tiene sentido permanecer encendida. Cuando terminó de hablar, una brisa pasó suavemente sobre ella y se apagó”.
“Rápida y triste la tercera se manifestó”:
“¡Yo soy el amor! No tengo fuerzas para seguir encendida. Las personas me dejar a un lado y no comprenden mi importancia. Se olvidan hasta de aquellos que están muy cerca y les aman. Y, sin esperar más, se apagó”.
“De repente, entró un niño y vio las tres velas apagadas.
“Pero ¿qué es esto? Deberían estar encendidas hasta el final. —Al decir esto, comenzó a llorar”.
“Entonces, la cuarta vela habló”:
“No tengas miedo: mientras yo tenga fuego podremos encender las demás velas: ¡Yo soy la esperanza!”
“Con los ojos brillantes, el niño agarró la vela que todavía ardía… Y encendió las demás.
¡Que la esperanza nunca se apague dentro de nosotros! ¡Y que cada uno de nosotros sepamos ser la herramienta que nos niños necesitan para mantener con ellos la fe, la paz y el amor!”
¿Lecciones de la historia?
La sociedad moderna suele tener una “velocidad acelerada” y los seres humanos solemos sentir mucho estrés y tensión por la gran cantidad de actividades a realizar.
Con frecuencia nos dejamos “arrastrar” por esa aceleración externa, lo cual produce una especie de endurecimiento en nuestras vidas, una relativa “robotización” y nos llenamos de compromisos laborales, familiares, sociales y de diverso orden, lo cual nos lleva desatender nuestra riqueza interior y ese sano equilibrio que requerimos para una vida sana, productiva y feliz.
Esa estresante vida nos lleva, con gran facilidad a olvidarnos de nuestra condición humana, la esencia de sentir amor, paz y fe. También descuidamos nuestra alimentación, el ejercicio, la buena lectura y el mantener relaciones fraternas, cálidas y positivas con quienes nos rodean.
Las sociedades actuales requieren unos seres humanos mas equilibrados, de mejor calidad humana, mas alegres, menos ensimismados en sus compromisos y más atentos a su entorno y las personas que los rodean.
Alimentemos esas cuatro velas de la historia. Mejoremos como seres humanos y hagamos mas grato el mundo actual.
Es fundamental concretar nuestras metas, luchar sin descanso por nuestros sueños, pero igualmente no perdemos olvidar nuestra condición humana y la necesidad de mejorar los ambientes donde compartamos.
No es suficiente ser productivos y de altos resultados de los negocios, asuntos laborales y profesionales, si eso implica un gran “precio” en nuestras vidas y una desatención a nuestros aspectos personales, salud, equilibrio emocional, paz interna, buenas energías y convertirnos en seres que “llevan” ánimo, esperanzas y buenos ejemplos a nuestro entorno.
Concluyo con este pensamiento:
“En la tranquilidad hay salud, como plenitud, dentro de uno. Perdónate, acéptate, reconócete y ámate. Recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la eternidad”.
Facundo Cabral
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Waldo Negron
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