Para abril se esperaba la «gran noticia». Estamos en mayo y aún no llega. La incertidumbre sigue apoderándose del venezolano dado que el «tan esperado» aumento de la gasolina aún no es anunciado, o mejor dicho, el costo que tendrá, porque está más que confirmado el venidero ajuste.
Lo que a algunos les cuesta entender es el motivo por el cual el incremento ha tenido que esperar tanto (más de diez años), pero más les cuenta entender por qué es necesario ahora, justo cuando el país atraviesa una espinosa situación financiera.
El «bajísimo» precio que los ciudadanos actualmente pagan para llenar el tanque de gasolina de su vehículo los mantiene distanciados de lo que implicaría el aumento. Sin embargo, muchos están al tanto de que Venezuela tiene las tarifas más bajas del mundo, dicho por los expertos.
A propósito de las tantas preguntas que han quedado sin respuesta, El Diario de Guayana contactó al economista Roy Rodríguez, quien ocupó importantes cargos públicos y privados, no solo en la región sino en otras ciudades del país, entre los que destacan: ex presidente de CVG Ferrominera Orinoco, en 2001; exdirector principal y presidente encargado del Fondo de Crédito Industrial de Venezuela (Foncrei), también en 2001; y director principal, por Venezuela, del Instituto Latinoamericano del Hierro y el Acero (Ilafa), con sede en Chile.
El especialista, dedicado actualmente al asesoramiento financiero de varias empresas del país, asegura que el aumento de la gasolina «siempre será justificado, a fin ahorrar combustible y lograr una mayor concientización de los venezolanos que vamos hasta la esquina a comprar en la panadería tres panes».
«Esto ha sido necesario»
– ¿Está de acuerdo con el aumento de la gasolina?
Claro que estoy de acuerdo porque con eso, al menos, podemos recuperar el costo de la gasolina y así ahorrarnos unos 15 mil millones de dólares por año. No se justifica que el precio de una botellita de agua sea mucho más caro que la gasolina, incluso, que hasta un caramelo que cuesta veinte bolívares. En Venezuela derrochamos el combustible mientras que otros países lo ahorran por lo caro y contaminante.
– ¿Por qué cree que el Ejecutivo ha esperado tanto para anunciar la nueva tarifa?
Simplemente porque a esta situación le han dado muchas vueltas que han ido creando tabúes: que se va acabar el mundo, que va haber un estallido social, que va a tumbar al gobierno, etcétera. Desde hace muchos años atrás esto ha sido necesario.
– ¿Qué estrategia pudiese tener el Gobierno con esta tardanza y con las campañas publicitarias emprendidas desde hace más de un mes?
Hay que recordar que se avecinan las elecciones parlamentarias y este aumento, de alguna manera, pudiese tener repercusión política en los resultados electores a los que la oposición intentaría sacarle provecho. Con esta campaña previa, el Gobierno quiere concientizar y preparar a quienes tienen vehículos.
– ¿A quiénes beneficiaría este incremento y de qué forma?
A todos los venezolanos, siempre y cuando el ahorro por subsidio de 15 mil millones de dólares en cada año sea reinvertido en grandes obras de infraestructura o de capital, es decir, en mejorar las vías nacionales, construir nuevas autopistas, terminar el tercer puente sobre el río Orinoco, entre otras. No me parece estratégico que se lo inyecten a las misiones, ya que en ese aspecto solo se verían favorecidos unos pocos. El ahorro por subsidio no debe manejarse para campañas politiqueras ni mucho menos. En este aspecto soy muy crítico y creo que la sensatez debe reinar en la administración de los recursos.
– ¿Pudiese haber un estallido social si el aumento de la gasolina no resuelve la crisis económica?
No debería, siempre y cuando la gente esté consciente y vea que el destino que le darán al ahorro sustancial de cada año beneficie a todos los venezolanos, pero es posible que los pregoneros del vandalismo, como abundan en la oposición, pretendan crear un caos a través de «guarimbas» a sabiendas de que llenar el tanque de gasolina de una moto cuesta tan solo un bolívar. Sería crear un caos sin necesidad.
– De subir el precio del combustible, ¿bajarían los precios de los alimentos, al menos, de la cesta básica?
Por supuesto que no. Desde el punto de vista técnico, no bajaría el costo de la cesta básica, ni del resto de los alimentos. Más bien, es posible que aumenten, pero esto no debe incidir considerablemente en la estructura de costos de quienes fabrican alimentos o prestan servicios relacionados, salvo las gandolas que los transportan, pero tampoco de manera desmedida.
El economista egresado en 1981 de la Universidad de Carabobo, y columnista del semanario Las Verdades de Miguel, aprovechó para destacar la congestión denunciada por algunos empresarios al intentar adquirir las divisas y aseguró que «el país tiene el deber y la voluntad de apoyar a los empresarios venezolanos, aunque los dólares no den para tanto» y ante esta situación sugirió que el Estado unifique la paridad cambiaria y deje atrás el control cambiario.
EL GRAN DESAFÍO
El economista Roy Rodríguez no dejó pasar el tema de la inflación, puesto que el Banco Central de Venezuela lleva más de tres meses sin publicar las cifras. «Si en 2014 la inflación fue de 68,5%, para este primer trimestre podrían estar rondando cerca de 25%, lo que indica que a finales de 2015 el porcentaje podría ser superior al del año pasado: yo calculo 87%. ¡Y cuidado si no me quedo corto!». A la espera de un «cambio de rumbo» en los planes del gobierno, el especialista aseveró que «es ahora cuando se presenta la oportunidad del gran desafío: procurar el desarrollo de Venezuela».
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