La dolarización es el proceso por el cual un país sustituye su propia moneda para utilizar el dólar en sus transacciones económicas domésticas. El dólar asume tres funciones monetarias: medio de pago, reserva de valor y unidad de cuenta.
Su conveniencia depende de factores que se dan en situaciones extremas. Desconfianza en la moneda. Inflación elevada. Inversión escasa. Fuga de capitales. Emisión de dinero sin respaldo en reservas, para financiar el déficit fiscal, induciendo más inflación y más desconfianza. Ciclo pernicioso que conduce a la hiperinflación.
En realidad Venezuela vive una dolarización informal. Los precios ya se cotizan y transan en dólares: pasajes aéreos, bienes raíces, automóviles, bienes tecnológicos, etc. Se cambia el bolívar por el dólar para preservar su valor como activo. Ante la restricción cambiaria y la continua devaluación, los agentes económicos con excedentes en bolívares, intentan convertirlos en dólares en el mercado oficial Simadi. Los audaces recurren al mercado paralelo, exponiéndose a sanciones. El dólar ha asumido, de facto, la función de reserva de valor.
La semana pasada, Dora de Ampuero, presidenta del Instituto Ecuatoriano de Economía Política, en foro organizado por Cedice, sostuvo que Venezuela vive condiciones similares a las de Ecuador en 1999, cuando dolarizó su economía. Inflación de 60%. Los bienes se valorizaban en dólares. Se desconfiaba de la capacidad del gobierno para estabilizar la moneda. Ante esta situación, el gobierno de Jamil Mahuad decidió sustituir el sucre por el dólar. Se redujo la inflación. Pasó de 44.000%, acumulado en 20 años, a menos de 5%. Después de 15 años los resultados han sido positivos. Aunque el Presidente Correa no es participe de esta medida, ha manifestado que «los costos de salir de la dolarización serían catastróficos».
Hay dos ejemplos más de dolarización con resultados positivos. El Salvador cumplió 14 años utilizando el dólar como moneda oficial. Alcanzó la estabilización en sus indicadores macroeconómicos, principalmente el índice de inflación. Panamá dolarizó en 1904. Es considerado el país con el mejor sistema financiero para invertir en la región, especialmente, en Centro América. Los tres países exhiben los índices de miseria más bajos de la región.
En Venezuela la dolarización no sería una panacea, pero, impondría estabilidad cambiaria y de balanza de pagos. Al no existir moneda propia no son posibles devaluaciones ni bruscas salidas de capitales. Los inversionistas tendrían mayor confianza. Promovería el retorno de los capitales fugados y garantizaría la repatriación de las ganancias de capitales invertidos en el país. Eliminaría el bachaqueo de dólares. Reduciría los costos transaccionales y la corrupción que implica hoy día la existencia de cambios diferenciales.
La principal desventaja es que perderíamos la posibilidad de emplear la política monetaria para planificar la economía, quedando a merced de las decisiones tomadas por la Reserva Federal de Estados Unidos. No se podría auxiliar al sistema financiero en caso de una crisis.
¿Será posible que tengamos que adoptar una opción tan extrema?
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