Washington.-Donald Trump es conocido por ser un hombre de negocios que se ha convertido en un político que este año acaricia su objetivo de volver a la Casa Blanca pese a su turbulento primer mandato.
Las elecciones de este martes entre el candidato republicano y la vicepresidenta demócrata Kamala Harris son las terceras a las que se presenta Trump, pero en ninguna de las anteriores las encuestas le habían dado tantas opciones de ganar como ahora.
El expresidente de 78 años, ha logrado reflotar una carrera política que parecía acabada cuando en 2021 salió derrotado de la Casa Blanca con un país dividido por una polémica presidencia que tuvo un final explosivo con el asalto al Capitolio.
Un magnate convertido en presidente
Nacido el 14 de junio de 1946 en Queens (Nueva York) de una familia descendiente de alemanes, Donald John Trump se licenció en Finanzas, a los 28 años tomó el relevo de la inmobiliaria de su padre y construyó un imperio millonario.
Pero su carrera política no podría explicarse sin la fama que adquirió gracias al mundo de la farándula y la televisión. Incluso presentó su propio programa, “El aprendiz” (“The Apprentice”).
Cuando en 2015 bajó las escaleras mecánicas doradas de la Torre Trump para anunciar su primera carrera presidencial, el Partido Republicano se lo tomó como una broma, pero su imagen de ‘outsider’ lo catapultó a la nominación.
Prometió construir un muro fronterizo y, contra todo pronóstico, ganó las elecciones de 2016 a Hillary Clinton. El magnate había logrado conectar con la clase trabajadora blanca que se sentía víctima de la globalización y quería hacer “Estados Unidos grande de nuevo”.
Nacía así el trumpismo, uno de los movimientos políticos más importantes de la historia de Estados Unidos y que ha influido en las derechas populistas de todo el mundo.
El mandato presidencial
Desde que llegó al poder, Trump abrazó la confrontación como estilo político y gobernó a golpe de Twitter. Aunque popularizó el concepto ‘fake news’ para arremeter contra los medios de comunicación, él mismo fue un gran difusor de mentiras.
La cuestionable gestión de la pandemia de covid-19 y los disturbios raciales dinamitaron su reelección, que meses antes parecía asegurada por el buen desempeño de la economía.
Perdió en 2020 contra Joe Biden aunque, fiel a su estilo, nunca admitió la derrota e insistió en que hubo fraude electoral.
El resurgimiento
El magnate nunca desapareció de la primera línea; capitalizó el descontento por la elevada inflación y utilizó a su favor sus líos judiciales, incluida su imputación por el asalto al Capitolio y la condena por los pagos irregulares a la actriz porno Stormy Daniels.
Hizo campaña con una foto de su ficha policial y arrasó este año sin despeinarse en las primarias del Partido Republicano, que se ha moldeado a su imagen y semejanza.
Un culto al líder que llegó a su máximo esplendor el pasado 13 de julio cuando Trump esquivó una bala por los pelos en un intento de asesinato en un mitin electoral, una escena que quedó inmortalizada en su icónica foto con el puño en alto y la oreja ensangrentada.
Con un inconfundible peinado rubio y bronceado anaranjado, Trump no bebe, ama las hamburguesas y es muy supersticioso: Haciendo campaña en un McDonald’s derramó la sal y se lanzó un poco por el hombro como conjuro contra la mala suerte.
MundoUR
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