O SÍ, O SÍ
Llega al final de su ciclo el año 2023. Un año convulso, estremecido por notables acontecimientos que tocaron la sensibilidad y fibra humana, en todos los rincones de éste hogar global que es nuestro planeta, ese diminuto puntico azul que flota en el inmenso e inconmensurable universo.
Nosotros en El Diario de Guayana, con las limitaciones que las circunstancias colocaron en nuestro camino de plataforma periodística al servicio de esta grande y poderosa región venezolana y que asimilamos como una prueba del Creador, informamos sobre cada hecho, con la periodicidad y responsabilidad que juramos desde el mismo momento de nuestro nacimiento hace ya más de 20 años, como testigos diligentes y comprometidos con la historia, eslabón de la cultura universal y testimonio pétreo e imborrable de la obra humana, ecléctica, monumental, pedagógica, brutal, ejemplarizante y hasta divina y mágica, propios de la civilización que la creó, junto a la ciencia, la filosofía, la política, la economía y la religión.
“De todo hay en la viña del Señor”, dice la sentencia bíblica y en esa especie de maraña existencial, el Periodismo y sus medios de comunicación, de información y opinión, legitimados por la Ley y el respeto social, nos toca ejercer protagonismo, inteligente, creativo, ético y moral, por modesto que sea nuestro papel en la trama, la cual, en ésta era común ya nos permite contabilizar 2024 años.
Para nuestro hemisferio, el 2023 fue un año cargado de agitación social, económica, política y humanitaria, donde el signo de la diáspora, hizo mella en la paz social y estabilidad económica de los países que registraban el mayor crecimiento económico, especialmente los EEUU, Colombia, Brasil, México, Perú, Argentina, Ecuador y Bolivia. Todo en medio de un ambiente geopolítico explosivo y violento, epicentrado en Europa, Medio Oriente, Asia y África. En nuestro país, fue un año de definiciones, de aprendizaje, de clarividencias, de percepciones económicas, sociales, políticas, institucionales, estructurales, culturales y hasta espirituales, que apuntan hacia la agenda estratégica nacional de éste 2024.
Con todo ese cúmulo de experiencias y vivencias, con la piel curtida y blindada por las circunstancias, ahora se impone la expectativa de un hecho social natural y lógico, alimentado por el sentido común y el raciocinio, que es empuñar las banderas del “o sí, o sí”, empujamos todos juntos hacia la transformación del país en todas sus estructuras Republicanas, con la fe, el convencimiento y la determinación que han moldeado nuestro gentilicio y dado fuelle al rango histórico de Libertadores, ganado en un constante y determinante batallar.
Ahora, en éste nuevo año 2024, ese constante batallar, ya no con espadas, fusiles, cañones y lanzas, sino, con el mismo espíritu libertario, pero con talento, trabajo, unidad activa y determinación inspiradora, ética y moral, se ha de perfilar como fuerza irreversible, poderosa, innovadora e imbatible, para abrir cauce a una nueva realidad transformadora, “o sí, o sí”, especialmente en nuestra amada región, donde palpita el músculo del cuerpo productivo y económico más completo, integral y sustentable del país y cuidado sino, de éste hemisferio.
Optimismo, fe, confianza y voluntad de lucha, de trabajo y de solidaridad fraterna, deben poseer nuestro espíritu de ahora en adelante y para siempre, porque el premio a ganar, el fruto a cosechar, el trofeo a exhibir, es la felicidad, la paz, el progreso y la justicia, “o sí, o sí”.
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