El intento de acercamiento entre el Gobierno del presidente Joe Biden con su par de Venezuela se ha “desmoronado”, dado que “fracasó” la estrategia de negociación utilizada por Estados Unidos con la nación caribeña.
De acuerdo a lo que publicó el diario Financial Times, de haber sido efectiva la táctica, el “premio” era la oportunidad de frenar la ola migratoria desde Venezuela hacia la frontera estadounidense, mejorar el suministro de petróleo y gas a los mercados mundiales y el regreso de la democracia al país latinoamericano.
El gobierno de Biden estuvo en negociaciones durante un año y mantuvo reuniones secretas con las autoridades venezolanas, al punto que llegaron a un acuerdo en el que las sanciones al sector petrolero y gasífero de la nación suramericana “se levantarían” a cambio de elecciones justas y libres, a partir del segundo semestre de 2024.
Parte de estos aspectos fueron reflejados en el acuerdo que firmaron los representantes del Gobierno de Venezuela con dirigentes opositores en Barbados.
Estados Unidos apoyó el acuerdo al aliviar las sanciones no solo al petróleo venezolano, sino a las exportaciones mineras y al liberar al empresario Alex Saab, mientras que el Gobierno de Nicolás Maduro liberó a algunos presos políticos y a ciudadanos estadounidenses; aceptó la recepción de migrantes venezolanos deportados desde Estados Unidos y la promesa de la aplicación de reformas para unas elecciones competitivas.
No obstante, en corto tiempo el Acuerdo de Barbados inició su “desmoronamiento”, cuando la administración de Nicolás Maduro anuló las primarias de la oposición y fue publicado el fallo del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) sobre la inhabilitación de la dirigente política, María Corina Machado, entre otros.
El compromiso
Un alto funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos, que prefirió resguardar su identidad, precisó al medio internacional que “nuestra opinión es que el compromiso era la mejor manera de utilizar la influencia que las sanciones ayudaron a crear para lograr reformas”.
“Seguimos creyendo que el proceso de la hoja de ruta electoral es el camino más viable hacia unas elecciones competitivas en Venezuela este año y seguimos apoyándolo”, agregó.
Por su parte, Tom Shannon, exalto funcionario del Departamento de Estado y ahora consultor del bufete de abogados Arnold & Porter de Washington, manifestó que el presidente Nicolás Maduro argumenta que “las potencias extranjeras están intentando definir cómo funcionan las instituciones electorales venezolanas y quién es candidato y quién no”.
Ante ello, puntualizó, además, que “es un argumento débil pero que resuena en América Latina”.
Los inversores
Cabe precisar que el “desmoronamiento» del acercamiento entre Estados Unidos y Venezuela ha incidido en los inversores que buscan realizar negocios en el sector petrolero venezolano.
“Estamos bastante decepcionados y muy preocupados de que las cosas vuelvan a ser como eran en 2018-2019″, enfatizó un inversor.
Igualmente, expresó que “Estados Unidos se ha arrinconado. No hay manera de que a María Corina Machado se le permita postularse, sin embargo, Estados Unidos ha dicho públicamente que ella necesita estar en la boleta electoral”.
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