El Respeto: factor de convivencia  

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El respeto es un valor moral, que sirve de base, para la buena convivencia, y debería estar presente en todas las áreas, estratos sociales, organizaciones de todo tipo y países.

El primero de todos los respetos, se le debe a Dios, como el Creador, Padre y Señor del Universo.

Sus mandamientos, son normas para el buen vivir, y están de una u otra forma, en la base de todas las legislaciones; en ellas se ordenan: el respeto a la vida, a las relaciones interpersonales, a los bienes, al comportamiento sano y para preservar la salud mental y física, porque Dios es el gran ordenador y toda la naturaleza habla sabiamente de un respeto bien organizado, que sólo ha sido perturbado por la acción, de los que irrespetan las leyes naturales.

El irrespeto a las leyes de Dios es el punto de partida para el caos que estamos viviendo hoy, y la propia administración de justicia no las aprecia en las muchas decisiones injustas, que nada tienen que ver con las leyes que deberían regirlas.

Las leyes internacionales tampoco se respetan, siendo tan necesarias para permitir la convivencia entre las naciones y evitar así las guerras, que dan lugar a la invasión de territorios, apropiación de recursos naturales y toda clase de abusos contra las personas.

El irrespeto a la naturaleza, cobra cada vez más, formas y espacios que afectan los cambios climáticos, destruyendo los bosques como pulmón natural y dañando los suelos, que pierden su capa vegetal. La amazonía ya no se respeta y ha sido arrasada por el fuego, para dar lugar a proyectos capitalistas.

¿Cómo se manifiesta el irrespeto dentro de las fronteras de un mismo país?

La sociedad se organiza y se reúnen los afines, detrás de sus propios proyectos, sus ideologías, sus intereses, sus capitales y sus culturas. Esa división se conflictúa, por la cuota de poder, que cada uno reclama.

El respeto en donde existe la organización y ciertas normas de convivencia, no se rige por un estricto orden moral sino por intereses contrapuestos.

La principal de esas organizaciones es la familia, célula fundamental del cuerpo social y también para nuestra Constitución.

El estado para garantizar el respeto y el orden entre sus miembros, ha creado instituciones y leyes que lo respaldan y así tenemos la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y la Ley Orgánica Para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes. Sin embargo cabe señalar, que la protección que está en el espíritu de la Ley para ambos grupos mencionados, no exceda los límites tolerables para una relación armoniosa y de respeto entre el grupo familiar. Por ejemplo, la mujer no debe abandonar sus responsabilidades como madre y esposa por un ejercicio exagerado de su libertad, que muchas veces conlleva a situaciones irregulares e inconvenientes con la pareja, que terminan en una ruptura del vínculo conyugal. Por otra parte, la corrección que se debe aplicar a los niños, no debe hacerles creer que son intocables y que tienen libertad para todo. Es decir, hay que evitar los extremos.

El hogar es el taller adecuado donde se adquieren las capacidades para forjar la personalidad: Un buen ciudadano que respete a la autoridad y todas las normas de una sana convivencia.

¡Señor!. Tú que todo lo sabes, sobre nuestras conductas y necesidades, concédenos la gracia suficiente para corregir las faltas y aumentar las virtudes que nos lleven a un buen vivir en obediencia y respeto a las leyes naturales y espirituales. Te lo pedimos por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

Edilia Mata Rodulfo

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