En defensa de nuestra soberanía (I)

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La actitud complaciente mostrada por los gobiernos de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro en nuestra controversia con la República de Guyana ha comprometido gravemente la soberanía nacional. La política exterior diseñada, a partir de 1998, buscó conseguir a cualquier precio el apoyo del Caricom. Esta política solo puede explicarse como un intento de los gobiernos chavistas para complacer las ambiciones hegemónicas regionales de Cuba, sin entender que al querer satisfacer esas ambiciones se le causa un grave daño a nuestra patria.

Irresponsablemente, Hugo Chávez declaró, en el año 2004, que «Venezuela no se oponía a ningún proyecto de desarrollo en el Esequibo, autorizado unilateralmente por el gobierno guyanés, si era en beneficio de su pueblo». Esa absurda posición, rayana en traición a la patria, trajo graves y delicadas consecuencias, las cuales son aún muy difíciles de evaluar
Esta nueva situación condujo a Guyana a modificar su tradicional política con relación al Esequibo. De todas maneras, esperó con paciencia un nuevo error. Su gobierno conocía la personalidad de Hugo Chávez y su predilección por el discurso demagógico. En el año 2007, se atrevió a comprometer la autoridad moral de Venezuela en su controversia territorial al afirmar que «nuestra reclamación se había iniciado por presiones de Estados Unidos para desestabilizar el gobierno comunista de Cheddy Jagan». Era el momento esperado por Guyana. El 14 de mayo de 2009, fue convocada la encargada de negocios de Venezuela, Mercedes Mazzei, a una reunión con la canciller guyanesa Carolyn Rodrigues. En dicha reunión se le hizo entrega de la nota verbal N° 590/09, en la cual se le informaba a nuestro gobierno sobre los trámites realizados por Guyana ante las Naciones Unidas para extender su plataforma continental a 150 millas.
Esa nota verbal, acompañada además del resumen ejecutivo de la «Propuesta de datos e información sobre los límites exteriores de la plataforma continental de Guyana», fue enviada por nuestro embajador Darío Morandi, quien se encontraba de reposo el día de la reunión, con un acertado y prudente análisis al propio despacho del canciller Nicolás Maduro, con copias dirigidas al viceministro para América Latina y el Caribe, a la Dirección de Soberanía, Límites y Asuntos Fronterizos y a la Unidad Especial de Guyana. En dicho memorando el embajador Morandi mantenía «sin ser experto en la materia, revisando el mapa anexo, queda evidente que con esta acción Guyana estaría tratando de cerrarle a Venezuela su salida al Atlántico, lo cual sería estratégicamente inconveniente, además de los perjuicios económicos que representaría para nuestro país perder el acceso a los recursos marinos y petroleros».
De manera inexplicable el gobierno de Venezuela mantuvo, en ese momento, absoluto silencio. Solo en marzo del año 2012, ante la posición de Guyana de querer ampliar su plataforma continental a 350 millas, habiéndole consultando exclusivamente a Barbados, Trinidad y Tobago y Surinam, dirigió una comunicación a la Secretaría General de las Naciones Unidas, con copia a Guyana, informándole los siguientes puntos: Venezuela mantiene una controversia territorial con la República de Guyana, la cual se rige por el Acuerdo de Ginebra y ameritó los buenos oficios del secretario general de la Naciones Unidas.