La Justicia en Nicaragua declaró culpables el jueves 26 de enero, tras cuatro días de juicio, a cuatro sacerdotes, dos seminaristas y a un laico de la diócesis de Matagalpa por la presunta comisión de delitos de conspiración para “cometer menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas en perjuicio del Estado de Nicaragua y la sociedad”.
El obispo de esa diócesis, Rolando Álvarez, está en arresto domiciliario desde mediados de diciembre, por los delitos de “conspiración” y “propagación de noticias falsas”. A pesar de que se le ofreció el destierro o cárcel al sacerdote, el lunes 23 de enero fue llevado a Managua para que se le realizara un juicio oral y público.
Los sacerdotes Ramiro Tijerino, rector de la Universidad Juan Pablo II y encargado de la parroquia San Juan Bautista; José Luis Díaz y Sadiel Eugarrios, primer y segundo vicario de la catedral Matagalpa de San Pedro, respectivamente, y el diácono Raúl Vega González, conocerán la sentencia el próximo 3 de febrero.
Junto a los sacerdotes, están señalados como implicados los seminaristas Darvin Leiva Mendoza y Melkin Centeno, y el camarógrafo Sergio Cárdenas, informó Vatican News.
La Fiscalía de Nicaragua pide 10 años de prisión y 800 días de multa.
El obispo Álvarez, junto a los sacerdotes y laicos mencionados, están detenidos desde el 19 de agosto de 2022 luego de que las fuerzas de seguridad entraran por la fuerza a la iglesia donde estaban resguardados desde principios de ese mes.
Por su parte, el sacerdote Uriel Vallejos, quien se encuentra en el exilio, relató que el monseñor Álvarez creó en Matagalpa una oficina clandestina para derechos humanos y hacerle frente al gobierno de Daniel Ortega. Dijo además que la orden de captura en su contra no es del todo cierta
Nicaragua vive una crisis política desde el año 2018 que surgieron protestas contra el presidente Ortega las cuales el mandatario tildó de ser “un intento de golpe de Estado” contra su gobierno.
Según el mandatario, la Iglesia católica y sus sacerdotes fueron parte de las protestas por abrir las puertas de los templos para que los manifestantes se refugiaran.
Agencias
