Cuándo un pionero se desvanece para siempre, hundiéndose inexorablemente en la brumosa e indescifrable dimensión de la eternidad, la ciudad de los sueños y la que exhibe orgullosa, sus ruidos de cascadas presurosas, alegres por su previa contribución al hídrico progreso; la del abrazo eterno entre el soberbio Orinoco y el bravío Caroní, se encoge y remueve en la pesadumbre, ante la partida sin retorno de uno sus más nobles, dedicados, incondicionales e innovadores, de esa estirpe hacedora de historia.
Ercole D’adazzio, Don Ercole D’adazzio, porque el devoto y respetuoso título, no es una formalidad de ocasión sino un sentimiento colectivo, sembrado y abonado por la conducta cívica, por la humildad natural, la solidaridad generosa y espontánea, el servicio sin tregua, el aporte firme al desarrollo, a la expansión y vibrante ubicación regional, nacional e internacional del conglomerado culinario de Guayana y la operación turística en general.
Primero el Key Club, génesis del servicio de restaurante cinco estrellas en Ciudad Guayana y después el Ercole Club, propuesta innovadora nacida de su creatividad, cuyo techo, único en su estilo,lo losemejaba un cielo estrellado. Ni hablar de los platos con su firma, como el famoso y único carpacho de lau lau ahumado y sus especialidades de la cocina italiana, de su Italia nativa.
Don Ercole D’adazzio fue el mejor amigo de los periodistas de Guayana y un obsequioso anfitrión en la Cena Anual con los Periodistas, que institucionalizó por muchos años.
Hoy debemos decir que lloramos en respetuoso silencio su desaparición de éste plano, elevando nuestro ruego al Todo Poderoso por su piadoso descanso en la paz de su Reino.
EDG /Nobel Medrano Matos
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