Cuando se tiene un verdadero sentimiento por una causa y se está comprometido con ella, es difícil abandonarla o dejar de amarla si realmente se lleva en el corazón, más aún si la otra opción representa una causa diametralmente opuesta a la que se sigue…sería algo así como pedirle a un furibundo fanático magallanero que se convierta en caraquista, o viceversa, porque el manager de su equipo lo esté haciendo mal, sabrá Dios que barbaridad te diría si le pidieses a alguno de ellos que cambiara de equipo, esa no existe, aun cuando se han visto extraños saltos de talanqueras de un lado al otro y del otro al uno…
Las ideologías se respetan, (aunque nadie lo haga todos deberíamos respetarlas), lo que no se puede respetar es la dañina y corrosiva solidaridad automática de unos y otros. Es común ver que cuando un «compañero» de partido se equivoca o «pone la torta», salen como autómatas a apoyarlo sin considerar el tamaño de la falta o equivocación cometida. Flaco favor que le hacen a su respectiva organización y peor aún, al país, cosa es que es más perjudicial y peligrosa.
Las organizaciones políticas tienen que depurarse, esto, por el bien de todos, quien no sirva…pa’ afuera. Tiene que ser así, basta de solidaridades automáticas. Esta encrucijada política, social, moral y económica no se podrá atravesar sin el concurso de los mejores, y sin duda de lado y lado tienen que existir mentes capaces de ayudarnos a transitar el camino que tenemos por delante. Hoy, y todos los días, son buenos para sanear los partidos políticos.
No es justo, por ejemplo, esa defensa a ultranza a la profesora Rona del Valle Gómez, que tristemente invitaba a sembrar acetaminofén…salieron los defensores de oficio a hablar sandeces y después de una exhaustiva investigación dieron con una rama paraguaya que resulta que mezclada con Ponche Crema de Eliodoro González P, bicarbonato, sábila y otras hierbas aromáticas es mejor que el mejor analgésico y antipirético…señores, ella no tenía idea y no sabía de lo que hablaba, tristemente es indefendible. Otro caso tan o más triste y espeluznante que el de Rona, es el de Richard Blanco, presidente encargado del partido Alianza Al Bravo Pueblo, quien nada más y nada menos «confundió» la franela de nuestra vinotinto con la de la selección de España. No hay palabra para denominar esa aberración…no hay perdón posible para él. Ahora hagan el ejercicio de imaginar a esos seres en la AN, ¿no creen que sería peligroso tenerlos ahí?, con poder y sin aparentemente saber en dónde están parados…piénsenlo. ¿Merecen ellos solidaridad automática?
Por otra parte, que mal se ve cuando el presidente de un país pregunta en transmisión nacional de TV, cómo es… ¿moracidad o morosidad? Y luego da una más penosa explicación. Sin duda causa pena ajena, pero lo más triste es que fue celebrado y aplaudido. Yo pregunto, y respondan de corazón…con conciencia, ¿está bien eso? ¿Es esto lo que merecemos como país?
No pretendo, y tampoco es mi interés, convencer a nadie de cambiar su manera de pensar o su ideología, cada quien con la suya y se respeta, pero cada quien debe reconocer que es una falta de respeto para uno mismo defender lo indefendible y justificar lo injustificable, no se debe hacer. Es inmoral hacerlo, es deshonesto. La solidaridad es un valor…es un sentimiento y no se le regala a cualquiera…la solidaridad es para dársela a quien verdaderamente la merece.
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