Ronald Balza, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello, el economista, planteó que la medida del BCV es aislada, para facilitar transacciones electrónicas sin asegurar estabilidad de precios.
«Esta reconversión es la segunda en hiperinflación, sin haber tomado ninguna medida para ampliar la transparencia oficial ni los ajustes presupuestarios que reduzcan el financiamiento monetario», explica Balza.
Son muchas las dudas que los economistas se plantean ante el anuncio de la nueva reconversión, a pesar de que se esperaba desde hace meses. La información que el gobierno del presidente Nicolás Maduro ofreció sobre la reconversión solamente destacó la eliminación de 6 ceros y anunció una nueva familia de billetes y monedas.
«En ese sentido, no se distingue de la reconversión de 2018», aclara Balza, pero además «no se dijo nada sobre disciplina fiscal, plan de ahorro, Petro o precio de la gasolina, por ejemplo».
Los expertos concuerdan que esta reconversión no tendrá un impacto relevante sobre el poder adquisitivo de los venezolanos o el rescate de la moneda venezolana. Para Ronald Balza, en lo único que puede favorecer la medida es que, con menos ceros, los «bancos, el servicio aduanero y tributario, comerciantes y clientes, podrán reducir el número de caracteres usados en sus sistemas de computación», explica Balza, «sin embargo, no sirve para nada más». Además, los costos asociados al soporte técnico para calibrar los software que registran las impresiones fiscales suponen un gasto que afecta a las pequeñas y medianas empresas.Armando Gruber
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