Golpe de efecto en Chile

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Santiago.- Herida aún por un escándalo de corrupción que tiene a su hijo como protagonista y con una popularidad en su mínimo histórico, la presidenta Michelle Bachelet dio un golpe de autoridad y pidió la renuncia a todos sus ministros.

Sorpresivamente y en un formato poco usual en la política chilena, Bachelet realizó su trascendental anuncio en un set de televisión, en medio de una entrevista con el popular animador Don Francisco.

«Le pedí la renuncia a todos mis ministros. Me tomaré 72 horas para saber quién se queda y quién se va», dijo Bachelet con la voz entrecortada, tras semanas de tensión por los ecos del escándalo por el millonario negocio de especulación inmobiliaria que concretaron su hijo mayor, Sebastián Dávalos, y su nuera, Natalia Compagnon.

El escándalo ha significado un duro golpe para Bachelet, cuya popularidad se derrumbó a un mínimo del 29%, lo más bajo de sus dos periodos de gobierno. El sondeo del Centro de Estudios Públicos (CEP) mostró una caída en el respaldo de la mandataria de nueve puntos desde noviembre.

«Ha sido duro por el caso mismo y porque la gente no me creyó», dijo la mandataria en la entrevista, donde por primera vez enjuició públicamente la actuación de su hijo y la calificó de «imprudente».

GOLPE DE EFECTO

Exigir la renuncia de sus ministros «es una señal de autoridad, un golpe de efecto» de Bachelet, dijo a la AFP Fernando Rosenblatt, doctor en ciencias políticas y profesor de la Universidad Católica de Chile.

Para el politólogo Mauricio Morales, de la Universidad Diego Portales, es un intento de volver a encauzar su gobierno. «Lo que está realizando la presidenta es un golpe de timón que puede tener efectos significativos en la composición de su gabinete», dijo a la AFP.

La medida es drástica porque «hará una cirugía mayor dentro de su gabinete, sacando a su ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, algo que era casi impensado, y eso va a implicar un cambio muy profundo», estimó Morales.

VIEJA GUARDIA O CARAS NUEVAS

Bachelet confirmó en su cargo al canciller Heraldo Muñoz, acallando las críticas por la inconveniencia de dejar en el limbo al diplomático mientras se desarrollan en la Corte de Justicia de La Haya los alegatos de Bolivia.

Pero no ha dado señales sobre qué pasará con el resto de su gabinete. Para la renovación, la mandataria podría recurrir a políticos experimentados de su coalición o dar paso a caras nuevas.