Hugo Chávez: el “mesías” que marcó el destino de un país

El fallecido presidente se convirtió en una figura mesiánica para parte de la sociedad venezolana, conduciendo a un “sacudón social” ante su desaparición física

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El fenómeno social que se evidenció luego del fallecimiento del presidente Hugo Chávez Frías es un conjunto de conductas recurrentes cuando se trata de un personaje como lo fue el mandatario: un líder carismático.

Así lo aseguró el sociólogo Francisco Coello, profesor de Sociología Política y Metodología de la Universidad Católica Andrés Bello, durante una entrevista para El Nacional Web.

De acuerdo con Coello, estas figuras surgen a partir de una conexión devocional por parte de sus seguidores, quienes establecen una relación emocional muy intensa y de una enorme carga irracional. Siguiendo estas directrices, se crea el vínculo entre el líder y los fanáticos, incluso con dimensiones religiosas.

La muerte que paralizó a Venezuela

“Cuando un líder de esta naturaleza fallece o desaparece, genera en los seguidores una situación de shock, un trauma muy fuerte, que va aunado a las valoraciones que tenían de él antes de su muerte”, explicó el sociólogo

A juicio del experto, una consecuencia lógica a la desaparición física del líder de la Revolución Bolivariana fue el tratamiento “endiosado” o la conversión a “santo” que manifestaron los adeptos al oficialismo posterior al 5 de marzo del 2013, día de su deceso.

Entre las acciones tomadas se encuentra la asignación o atribución de cualidades extraordinarias o fuera de lo común, independientemente que el jefe de Estado no tuviera o no experimentara estas condiciones.

Líderes en la actualidad

En la actualidad, no hay ningún representante del gobierno nacional que calce en el lugar que ocupó Chávez, pues las cualidades de líder carismático “no se heredan”, indicó el profesor, quien cuestionó además la existencia de un “líder convencional” entre los que encabezan el Ejecutivo y el gabinete ministerial.

“Las personas que están en el poder y que todos conocemos, en términos de liderazgo regular o convencional, no disponen de estas características”, destacó.

Igualmente, señaló que la ausencia de estas figuras se nota y los números hablan por sí mismos: “La diferencia en puntos entre el presidente de la República, Nicolás Maduro, y figuras de la oposición es abrumadora”.

Fanatismo en todos los estratos

Personas de diferentes estratos sociales han desarrollado este tipo de conexión emocional o religiosa con el extinto presidente.

“En los sectores populares se registra este fenómeno más que en otros porque en nuestra cultura política hay una carencia importante de líderes sólidos que tengan un papel más político que salvacionista”, mantiene Coello.

Por ello, en los estratos bajos con grandes carencias materiales se halla la esperanza de “que alguien los salve”, la idea mesiánica de una persona externa a su condición que va a “sacarlos de abajo”. En este sentido, los atributos religiosos se disparan más que otros, lo que explica esta conexión.

“Es probable que las personas de mayores ingresos o niveles de formación no necesiten de un salvador”, señaló el sociólogo.

Por otra parte, indicó: “aquellos que se conectaron muy cerca del poder se dieron cuenta tempranamente de la utilidad práctica en términos de acceso a cargos privilegiados, o incluso corrupción, por ello el vínculo con Chávez era más utilitario que emocional”.

Superando a un líder carismático

“El país está necesitando gente normal, preparada, formada, con criterios claros de gobierno y con un programa de aspiraciones razonables”, dijo.

La primera acción que se debe tomar ante el “padecimiento” de esta figura es la normalización. Un proceso que inicia con los políticos en cargos públicos, para luego seguir con el resto de la población.

Cortesía El Nacional

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