La inseguridad y los problemas financieros son los principales flagelos que afectan a Río de Janeiro y al país entero
El calendario anunció este martes que falta exactamente un mes para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, pero la emoción de celebrar esta fiesta deportiva por primera vez en Sudamérica se ha ensombrecido por problemas como la inseguridad y la crisis económica.
Faltan sólo algunos detalles en las instalaciones deportivas, que recibirán a los 10 mil atletas que competirán en la “Cidade Maravilhosa” durante dos semanas (5 al 21 de agosto), con el velocista Usain Bolt y el nadador Michael Phelps robando la atención de las cámaras, y con disciplinas como el rugby o el golf, que regresan al abanico olímpico después de un siglo de ausencia.
Y todo ante los 500.000 turistas que desembarcarán en Rio para mezclarse con los cariocas en la mayor fiesta deportiva del planeta.
«Es una gran oportunidad para demostrar que es posible celebrar los Juegos Olímpicos para transformar lugares como Brasil y Rio», destacó este martes el alcalde, Eduardo Paes, en una rueda de prensa junto al presidente del comité organizador, Carlos Nuzman.
La seguridad
Las autoridades desplegarán 85 mil policías y soldados en las calles de Río durante los Juegos, más del doble de efectivos presentes en Londres 2012. El terrorismo es una preocupación que sigue creciendo después de los recientes atentados del autoproclamado Estado Islámico en Estambul y Bagdad. Aunque la distancia de Brasil con el centro neurálgico de los yihadistas, sumado a una historia poco bélica, puede jugar a favor de las fuerzas del orden.
«Todas las agencias internacionales de seguridad, de información, estiman que no tenemos probabilidades de un acto terrorista», afirmó el ministro de Justicia, Alexandre de Moraes. «La posibilidad existe en todo el mundo. No hay probabilidad, pero trabajamos como si existiera».
En todo caso, Río ya enfrenta serios problemas de criminalidad que suscitan interrogantes sobre la seguridad durante los Juegos, que en tal caso, las autoridades prevén que la llegada de medio millón de visitantes durante los Juegos, reproducirá el plan de seguridad que ya fue aplicado con éxito durante el Mundial de Fútbol 2014.
Publicidad Negativa
El alcalde y los organizadores de los Juegos vienen combatiendo los torrentes de publicidad negativa, como esta protesta de policías o el hallazgo de una parte no identificada de un cuerpo humano cerca de la cancha de voleibol de playa.
A pesar de la postura de varios deportistas, principalmente populares golfistas, que han decidido no competir en los Juegos por temor a contraer el zika, las autoridades han insistido en que no hay riesgos de salud.
El virus puede producir malformaciones en los fetos de mujeres infectadas durante el embarazo, aunque en la mayoría de los casos se manifiesta como una versión leve del dengue.
A eso se suma que agosto es un mes de poca proliferación del mosquito transmisor debido a la moderación de las temperaturas con el invierno austral.
Paes, sin embargo, esconde con dificultad su frustración ante la publicidad negativa, como la que hizo el fin de semana el diario The New York Times al predecir una «catástrofe» en los Juegos. «No podemos permitir que estas agresiones permanentes continúen», lanzó.
«Todo el mundo puede organizar»
Río de Janeiro ha mostrado que «todo el mundo puede organizar» un evento de esta talla, declaró el presidente del Comité organizador, Carlos Nuzman. «La lección de Rio es que todo el mundo puede organizar unos Juegos… soy un firme defensor de Juegos Olímpicos organizados en todos los continentes, más pobres o más ricos, adaptándose a las realidades locales», añadió.
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