La Ingeniería: Un Juramento de oficio, saber y responsabilidad cósmica

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Mi disertación hoy ante mis colegas, comienza con una exploración profunda de dos interrogantes fundamentales para nuestra profesión:

¿Qué significa realmente ser Ingeniero?

¿Cuál es la responsabilidad intrínseca del Ingeniero ante la sociedad y la naturaleza?

I. ¿Qué Significa Ser Ingeniero? La Fusión del Saber

Comencemos por la noción del título. La palabra «ingeniero» proviene del latín ingenium, que denota una capacidad innata, una disposición natural, a menudo traducida como «ingenio» o «habilidad creadora». Si bien la definición básica nos dice que los ingenieros diseñan materiales, estructuras, máquinas y sistemas, considerando la practicidad, la seguridad y el coste, esta visión es insuficiente.

Desde mi perspectiva, es una simplificación irreflexiva creer que la mera posesión de un título universitario confiere automáticamente el oficio de Ingeniero. El ingenio es una cualidad idiosincrásica, una casta mental que debe singularizar a un verdadero profesional. Por lo tanto, el título universitario no es la única estipulación para evidenciar la capacidad creativa e innovadora que nos define.

Un Ingeniero debe dominar y equilibrar los siete grados del saber que lo elevan intelectualmente:

 * 1. Aisthesis (Sensación): El conocimiento Sensible.

 * 2. Empería (Experiencia): El conocimiento Empírico.

 * 3. Tekné (Arte o Técnica): El conocimiento Técnico, el «saber hacer».

 * 4. Phrónesis (Prudencia): El conocimiento Ético y el juicio moral.

 * 5. Episteme (Ciencia): El conocimiento Científico y demostrativo.

 * 6. Nous (Inteligencia): El conocimiento de la Mente Pura e intuitiva.

 * 7. Sophia (Sabiduría): La Visión Trascendental e integradora.

Muchos poseen el grado universitario, pero en el campo profesional, una mayoría se desempeña como Operadores de alto nivel y no como Creadores, Diseñadores o Innovadores.

 Ingenieros graduados hay muchos, pero, con humildad, verdaderos Ingenieros somos pocos. Mi intención es crear un punto de inflexión para diferenciar lo que deberíamos ser de lo que meramente pretendemos ser por un papel, sin el bagaje de aptitudes que nos lleven a desarrollar las tres «E» de la excelencia profesional: *Eficiencia, Eficacia y Efectividad.*

El Ingeniero es un ser integral, con herramientas físicas e intelectuales que le permiten entender y asimilar las variables de su entorno, tanto de lo tangible como de lo intangible. Debe ubicarse en el marco de las tres dimensiones espaciales y, de manera crucial, en la cuarta dimensión: el tiempo.

 Nuestra profesión y nuestro oficio deben fusionarse para crear un ser que piense, diseñe, solucione y actúe de manera integral, aplicando su conocimiento para predecir, prevenir, crear y operar en función de la optimización de los recursos disponibles.

II. Phrónesis: El Eje Ético y la Responsabilidad Cósmica.

La segunda pregunta nos lleva al plano ético y cosmológico de la ingeniería. Debemos estar conectados con los hechos pragmáticos de la ciencia y, al mismo tiempo, con la filosofía, uniendo lo cuantitativo con lo cualitativo, lo planificado con lo real.

Nuestra responsabilidad comienza con lo que deseamos para nuestros seres queridos: el confort, el bienestar, la racionalidad y la armonía con la naturaleza. Si cumplimos con nuestra propia ética familiar, lo haremos con la sociedad.

El Rol de la Phrónesis (Prudencia)

La Prudencia es el conocimiento ético, el juicio moral que permite al Ingeniero discernir la acción más justa y beneficiosa al aplicar la técnica. Si la Episteme nos enseña qué construir y la Tekné nos enseña cómo hacerlo, la Phrónesis nos enseña si debemos hacerlo y por qué debemos elegir una opción sobre otra.

Los grados superiores del saber de un verdadero profesional de la ingeniería abarcan:

​Episteme (Ciencia): Es el conocimiento científico y demostrativo. Permite al ingeniero realizar modelado matemático, análisis riguroso y establecer las herramientas que demuestran la viabilidad técnica.

​Nous (Inteligencia): Representa la mente pura e intuitiva. Este grado es el motor directo del ingenium—la capacidad de captación de principios fundamentales y la ideación innovadora que no se aprende por método, sino que se perfecciona.

​Sophia (Sabiduría): La visión trascendental e integradora se equipara a la Filosofía Primera o teología en el canon aristotélico. Si el ingeniero opera bajo el grado de Sophia, su labor trasciende la solución inmediata del problema para considerar el sistema cósmico subyacente. Esto dota de legitimidad filosófica al concepto de Responsabilidad Cósmica, ya que el ingeniero se convierte en el agente que traduce el orden superior y los principios fundamentales (Sophia) a la realidad tangible (Tekné). El diseño no es solo correcto (Episteme), sino significativo (Sophia).

​La Phrónesis (Prudencia), por otro lado, se mantiene como el eje del saber práctico, el juicio que modula la aplicación de la ciencia.

Esta jerarquía establece que la ingeniería integral requiere la simultaneidad de la Teoría, la Práctica y la Producción.

Aplicación Práctica de la Phrónesis ante la Sociedad y la Naturaleza:

 * Responsabilidad Social: Todo proyecto para el bienestar común debe cimentarse en la piedra angular de la ética y la responsabilidad colectiva. La Phrónesis exige asegurar que los diseños y la tecnología no exacerben las desigualdades, sino que promuevan la justicia distributiva.

 * Responsabilidad con la Naturaleza: Tenemos la obligación de servir a nuestra nave azul, la Pachamama.

 Históricamente, hemos sido responsables de la ruptura del equilibrio natural con invenciones como los motores de combustión interna y la proliferación de máquinas consumidoras de energías no renovables.

 * Imperativo Ecológico: La Phrónesis nos obliga a una transición acelerada. El avance tecnológico debe enfocarse en la generación de energías limpias y de bajo impacto. Es nuestra responsabilidad orientar nuestro ingenio y esfuerzo en el cuidado de nuestro planeta y la energía para las próximas generaciones, actuando como agentes éticos de transformación que garantizan la viabilidad ambiental del futuro.

III. Un Llamamiento al Deber Histórico:

Habiendo respondido a las preguntas iniciales, les corresponde a ustedes, colegas, hacer una introspección para contestarlas desde su propia formación moral y ética. Sus respuestas serán la guía de su accionar profesional y personal.

Hoy, todos los profesionales de la ingeniería, tenemos un encuentro con un capítulo histórico. Nuestro papel y responsabilidad ineludibles son la transformación y el surgimiento de la prosperidad. Debemos pasar de una tendencia regresiva a una función exponencial de desarrollo, con la participación de todos los actores de la sociedad. Este es el rol histórico: la unión colectiva de nuestro esfuerzo para nacer como una sociedad sana, armoniosa y próspera, donde reine la prosperidad basada en la libre competencia y la meritocracia.

Así que muchos tienen un título Universitario que lo acreditan legalmente como Ingenieros; pero pocos lo son desde el punto de vista de la aplicación del Conocimiento práctico.

Ingeniero José Manuel Rodríguez Gómez

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