Bajo la consigna ¡queremos comprar! y ante un inclemente sol, calor y excesos por parte de funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), los guayacitanos se mantienen en las colas por más de seis horas para comprar “lo que se consiga y la cantidad que quieran vender por persona”.
Muchas son madres de familia y aún así se mantienen con sus bebés en brazos, con una paciencia de acero.
Actualmente no es mucho lo que consiguen y cuando se “corre la voz” del lugar en el que habrá alimentos de primera necesidad, en cuestión de segundos los ciudadanos rodean el establecimiento, cual hormigas alrededor del azúcar, por miles.
Desde tempranas horas de la madrugada, cientos de personas ocupan un puesto con la esperanza de comprar el artículo que esté disponible.
En Santo Tomé de Castillito, este sábado vendieron aceite y azúcar. Dos artículos de cada producto por persona en Bs. 1.290.
La cola rodeaba el abasto. El último chocaba con el primero de la cola luego de dar la vuelta a la manzana.
“A las 3:00 de la mañana llegué para hacer la cola; son las 11:00 y aún no he pasado. He aguantado de todo. La GNB nos atropella, en vez de organizar, ellos nos alborotan más”, denunció Yriana Poquarse.
“No alcanza la plata, pero tampoco hay comida”
Según el último informe del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas), la canasta familiar se elevó a Bs 176.975,4, y la de los alimentos se incrementó en 15.222 bolívares solo en febrero, lo que representa un alza de 12,1%, en comparación con enero.
Son muchas las quejas de los ciudadanos por el desabastecimiento en las principales cadenas alimenticias y el incremento en los artículos de primera necesidad.
“De qué nos vale tener una cestaticket de Bs 13 mil cuando no alcanza para nada. ¿Dónde podemos conseguir harina de maíz, arroz, café, azúcar, leche, pañales para nuestros bebés? Lo necesario para nuestra despensa no está al alcance de nuestros bolsillos, mucho menos al de nuestras manos. No alcanza la plata, pero tampoco tenemos comida”, destacó la guayanesa Sulenis Puro.
En otro lugar, pero similar ambiente
Las personas que se apostaron en la cola del abasto Bicentenario, en Alta Vista, mantenían un ambiente bastante tenso, aglomerados en la puerta. Los artículos en venta eran pañales y detergente en polvo. Solo estos dos artículos.
Funcionarios de la GNB y el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) estaban custodiando el lugar.
La entrada del Bicentenario estaba rodeada por más de siete filas. Las personas denunciaron que los funcionarios pasaban un lote de 50 personas cada hora.
“Nunca vamos a salir de aquí. Recibimos empujones e insultos. Aquí la ley es para el más fuerte”, expresó Andri Jiménez, quien cuenta que en una oportunidad hizo una cola de seis horas para comprar carne, y cuando estaba a punto de llegar a la puerta para acceder al Bicentenario, el producto se acabó.
Los usuarios atribuyen esta escasez a la mala distribución de los productos, por cuanto en los mercados comunales e itinerantes hay mayor variedad, donde además solo aceptan efectivo como forma de pago.
Culpa de los revendedores
Es característico estar en una cola y escuchar la algarabía de los ciudadanos gritando ¡queremos comprar! y otras veces abucheando a los denominados “bachaqueros”.
Los guayaneses ya saben quiénes son los encargados de sacar la mayor cantidad de alimentos, sin pensar en los demás y revenderlos. “Es culpa de los bachaqueros que no compremos a precio justo lo poco que se consigue”, dijo Carmen Arévalo.
Manténte bien informado y recibe nuestro resumen de noticias. Únete al grupo de WhatsApp o canal de Telegram Síguenos en Instagram: @eldiariodeguayana