El leve crecimiento que ha experimentado la economía venezolana en el último par de año ha sido en parte como consecuencia de una recuperación en el sector inmobiliario, donde hemos visto un mayor número de inversiones, tanto nacionales como extranjeras. Aunque limitado, este crecimiento está llevando a los grandes capitales del país a fomentar la adopción de nuevas tendencias en el sector.
Un sector de vaivenes
Sin lugar a dudas, el mercado inmobiliario venezolano es uno de vaivenes, con un 2023 que brindaba previsiones auspiciosas, pero que en el segundo trimestre del año actual volvió a caer como consecuencia de la incertidumbre política. Aún así, los expertos destacan el gran potencial que existiría debido a la gran oferta de inmuebles.
Con una diáspora que cada vez se acerca más a los 8 millones, la sobreoferta de propiedades tendría el potencial de crear un ambiente atractivo para los compradores, quienes no solo contarían con más opciones que se adapten a sus necesidades, sino también con precios mucho más acordes a sus finanzas.
Pero, ¿qué es lo que más están demandando los nuevos propietarios venezolanos?
Digitalización de propiedades
Debido a que la mayoría de los nuevos propietarios serían parejas de jóvenes en el proceso de independización, estaría incrementando la demanda de propiedades digitalizadas, es decir, que cuenten con herramientas tecnológicas (o con la posibilidad de instalar este tipo de dispositivos) para simplificar las tareas del día a día.
Estas pueden incluir cosas básicas como bombillos inteligentes controlados desde el celular, hasta complejos sensores capaces de controlar la temperatura de la propiedad de manera automatizada.
Protección contra fallas en los servicios
Como respuesta a la inestabilidad en los servicios básicos, los compradores venezolanos ya no solo quieren una propiedad, sino que esta debe incluir “garantías” que permitan sortear las constantes fallas en el suministro de servicios como el agua y la electricidad. Estas pueden ir desde tanques de agua para emergencias, hasta generadores eléctricos de gasolina.
Muchos propietarios también complementan estos sistemas con herramientas de protección adicionales, como pueden serlo sistemas de control en el flujo de agua para evitar daño a las tuberías, y protectores de voltaje de alta gama para evitar la avería de dispositivos eléctricos como consecuencia de los apagones constantes.
Mayor enfoque en la seguridad
A pesar de una leve reducción en la delincuencia como consecuencia de la grave crisis que atraviesa la economía venezolana, los nuevos propietarios seguirían enfocándose en la implementación de medidas que incrementen la seguridad del inmueble, así como de sus posesiones.
Esto ha llevado a que buena parte de los edificios incrementen sus inversiones en seguridad, incluyendo sistemas modernos para el control de acceso, cámaras de seguridad para condominios, mayor personal de seguridad, e incluso sistemas de comunicación directa para agilizar la intervención de las autoridades pertinentes.
Modernización de las agencias
Por último, el nuevo propietario buscaría agencias de bienes raíces modernizadas, capaces de no solo brindar un servicio de calidad, sino también de hacerlo utilizando herramientas novedosas que simplifiquen los procesos. Un ejemplo de esto sería la posibilidad de firmar poderes y certificar documentos como una fe de vida mediante videollamadas.
Adicionalmente, los compradores esperan que estas agencias utilicen canales de comunicación actualizados, como pueden serlo plataformas web optimizadas para agilizar el proceso de compra y venta. Igualmente, habría una mayor demanda de que las propiedades cuenten con promoción en redes sociales, y a través de herramientas novedosas como los tour virtuales.
Un contexto poco favorable
A pesar de que el mercado inmobiliario está evolucionando acorde a la situación que atraviesa el país, a la vez que las propiedades se adaptan a las nuevas necesidades de los posibles compradores, lo cierto es que el contexto sigue siendo poco favorable, especialmente luego de las elecciones del pasado 28 de julio.
Si bien la incertidumbre antes de las elecciones ya logró disminuir de manera importante la confianza en el sector, lo que ha ocurrido en los 2 meses posteriores (y lo que se espera para el último trimestre del año) dejan entrever que el sector inmobiliario se enfrentará a una inestabilidad mayor.
Desde un menor deseo por comprar o alquilar propiedades como consecuencia de la desconfianza en el futuro del país, hasta la inestabilidad en los precios que disminuye el atractivo de vender propiedades actualmente, el sector inmobiliario se encuentra a merced de un contexto con variables fuera de su control.
Esta sobreoferta generalizada, y la disminución en la demanda, muy seguramente contribuirán con una ralentización del sector, algo que podrían experimentar también las propiedades comerciales, con una desconfianza importante entre los inversionistas.
Depende de la resolución de la crisis política que atraviesa el país actualmente que el sector logre recuperarse parcial o totalmente en los próximos años, por lo que lo que ocurra en los próximos tres meses será de vital importancia para quienes quieran invertir.
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