Librarse de los líderes tercos

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La terquedad, descrita como la conducta de una persona que se mantiene inamovible en una idea, por más razones que se le den para cambiarla. Este es quizás uno de los pecados capitales del liderazgo.

Es frecuente encontrar líderes que no entienden razones; que creen tener la verdad absoluta; que sólo escuchan lo que les interesa o suena mejor a sus oídos; que evitan observar bien una situación para no verse forzados a cambiar; entre otras conductas observables que reflejan terquedad. La terquedad del líder puede causar daños muy grandes a la búsqueda de la visión y a las personas que le siguen.

 

Los líderes que muestran su terquedad con frecuencia, suelen ganarse el rechazo de la gente rápidamente, dado que esa conducta es una muestra de poca tolerancia a las ideas de los otros; además, se crea la imagen que esa rigidez no permite cambiar o avanzar en pro de los objetivos.

 

Una de las «razones» que argumentan los líderes tercos, para mantenerse firmes en sus ideas, es la de que no es necesario cambiar por los caprichos de algunos, otra, es defender la integridad o legitimidad de lo que fue la idea inicial; y esto puede parecer aceptable, pero en la mayoría de los casos, los seguidores no quieren cambiar el objetivo (El fondo) lo que buscan es cambiar la manera de llegar al fin último (La forma).

 

Un líder que no cae en la terquedad, sabe balancear el fondo y la forma, aprende a equilibrar los cambios y, demuestra su sapiencia para regular la estructura, de modo que no se convierta en una camisa de fuerzas. De esto se trata liderar, de dirigir a la gente hacia un lugar mejor, sin la necesidad de imponer un pensamiento de manera radical.

 

Lo contrario de terquedad es flexibilidad, y esta se entiende por la capacidad de adaptación a una nueva realidad; se muestra estando atento a los cambios y haciendo lo necesario para «montarse de nuevo sobre la ola»; los líderes la modelan en la toma de decisiones con rapidez y certeza; la flexibilidad tiene una estrecha relación con identificar los signos de la nueva realidad, con antelación a una crisis; los líderes flexibles saben interpretar y creen en el instinto individual, ellos suspenden los juicios y creencias para poder observar nuevas posibilidades.

 

En los ámbitos familiares, empresariales, institucionales, gubernamentales, políticos y sociales, los nuevos tiempos reclaman líderes flexibles, esos que sean capaces de adaptarse a la cantidad de cambios que ocurren con una frecuencia insospechada.

 

Para poder liberarse de los líderes tercos, es necesario que los líderes flexibles cada día sean más, se hagan más presentes y que usen su creatividad para inspirar de manera distinta; mostrando resultados de calidad gracias a relaciones de calidad.

 

Cuando los líderes flexibles y de bien surjan, se garantizará una serie de valores humanos, que permitirán el desarrollo armónico de los equipos, organizaciones y la sociedad en general; por ello, este mensaje es a cada líder que se considere flexible: Salga y conquiste los espacios necesarios, muestre resultados trascendentes y con ello evite que la terquedad siga siendo el principal obstáculo de una visión trascendente.

@amanciojeda
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