Diego José Rivera, de 22 años, se dirigía a su casa la noche del lunes, pero sus homicidas los esperaban para lograr su objetivo: Matarlo.
En una esquina se hallaban –presuntamente- dos delincuentes esperando sigilosos por el joven quien residía en el urbanismo Las Casitas, sector Marhuanta, municipio Heres.
Las múltiples detonaciones alertaron a los habitantes de la comunidad que se mantuvieron herméticos ante los constantes disparos.
Pero cuando se asomaron para verificar de dónde provenía el ruido se dieron cuenta que en el pavimento estaba el cuerpo totalmente ensangrentado.
Ante la desesperación y aun con esperanza de salvar su vida, familiares lo trasladaron de inmediato a la emergencia del Hospital Ruiz y Páez, lugar donde falleció por lo grave de las heridas.
El caso fue notificado a las autoridades competentes. Una comisión del Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas se presentó a la morgue del recinto hospitalario para realizar el procedimiento forense de rigor.
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