El jefe del Hezbolá chiita libanés estimó el viernes que los yihadistas que atentan en el mundo son más nocivos para el islam que las obras que se burlan de Mahoma, sin referirse no obstante a la matanza de la revista Charlie Hebdo en París.
«En este momento, es más que nunca necesario hablar del profeta debido a la conducta de algunos grupos terroristas que se reinvindican del islam», afirmó Hasan Nasralá, cuyo partido chiita combate los movimientos yihadistas sunitas en Siria con el régimen de Bashar al Asad.
«A través de sus actos inmundos, violentos e inhumanos, estos grupos atentaron contra el profeta y los musulmanes más de lo que lo hicieron sus enemigos […] más que los libros, las películas y las caricaturas que injuriaron al profeta», agregó el jefe del Hezbolá, en un discurso televisivo durante una ceremonia de respaldo a una obra benéfica.
«Los peores actos son los que perjudicaron al profeta en la historia», prosiguió Nasralá.
Aludía sobre todo a la célebre novela de Salman Rushdie, «Los versos satánicos», por la que el autor fue objeto de una fatua emitida por el ayatolá Jomeini en 1989; al vídeo antiislam «La inocencia de los musulmanes» que provocó violentas manifestaciones en el mundo musulmán en 2012; y a las caricaturas de Mahoma publicadas en un diario danés en 2005 y retomadas por el semanario Charlie Hebdo.
Nasralá ni mencionó ni condenó el ataque de Charlie Hebdo por dos presuntos yihadistas que dejó 12 muertos el miércoles en París.
Durante la crisis de las caricaturas del diario danés, el Hezbolá, como numerosos partidos islámicos, condenó los dibujos y llamó a manifestarse.
Nasralá se refirió sin embargo a Francia al afirmar que tras las atrocidades cometidas por los yihadistas en Siria, Irak, Líbano, Pakistán, Afganistán y Yemen, «el azote alcanzó ahora a los Estados que exportaron [estos extremistas] hacia nuestros países».
Numerosos miembros de grupos yihadistas en Siria y en Irak son occidentales, entre ellos franceses, estadounidenses y británicos.
Respaldado por Teherán, el Hezbolá chiita que se dio a conocer por sus secuestros de occidentales en los años 1980 en Líbano, está en guerra contra los rebeldes y yihadistas en Siria, alegando que defiende Líbano contra el «extremismo».
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