Madres boxeadoras

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Hoy quiero iniciar rindiendo tributo a todas las madres hermosas de nuestro planeta que luchan por un buen futuro para sus hijos y hasta su vida se juegan por dar a sus hijos el bienestar.

Suena repetitivo decir que el día de las madres no es el segundo domingo de mayo, sino que es todos los días del calendario, pero es la verdad más tangible.

Dentro del boxeo tenemos guerreras luchadoras que ese bienestar para sus pequeños lo buscan a los golpes, y sé que cada golpe que lanzan lo hacen pensando en ganar para sus hijos, así como cada golpe que reciben lo aguantan porque sus retoños no la vean perdida, y si caen harán hasta lo posible por levantarse y así mostrarles que aun en las más fuertes caídas hay que levantarse y seguir adelante, guerreando por lo que se ama, y si llegan a caer derrotadas pues mostrarles que batallas se llegan a perder pero solo serán batallas ellas seguirán adelante para ganar la guerra que les presenta la vida.

Las madres de los atletas que están allí apoyándolo, aupándolo y gritando para empujarlo a triunfar, las que apoyan a sus hijos mi cariño y respeto para ustedes.

A mi señora madre que siempre está allí apoyándome, viéndome ganar y perder y apoyándome, a mi esposa que es pieza fundamental en las tareas legales de RP SPORT BOXING y ASOBOX BOLIVAR y en el apoyo moral que a veces se necesita, a mis atletas Rosana Colmenares, Esmailen Colina, Mariannys Acosta, a mis amigas Marieugenia, Sandra Ojeda y la china Sánchez y a todas las que el boxeo es parte de su vida y la comparten con la difícil tarea de ser madres. Se les quiere.

También, compartiré con ustedes un poema de Julio Cortázar titulado “La Madre” para todas ustedes:

“Delante de ti me veo en el espejo que no acepta cambios, ni corbata nueva ni peinarse en esta forma. Lo que veo es eso que tú ves que soy, el pedazo desprendido de tu sueño, la esperanza boca abajo y cubierta de vómitos.

Oh madre, tu hijo es éste, baja tus ojos para que calle el espejo y podamos reconciliar nuestras bocas. A cada lado del aire hablamos de cosas distintas con iguales palabras. Eres una columna de ceniza (yo te quemé), una toalla en la percha para las manos que pasan y se frotan, un enorme búho de ojos grises que espera todavía mi nombramiento decorativo, mi declaración conforme a la justicia, a la bondad del buen vecino, a la moral radiotelefónica. No puedo allegarme, mamá, no puedo ser lo que todavía ves en esta cara. Y no puedo ser otra cosa en libertad, porque en tu espejo de sonrisa blanda está la imagen que me aplasta, el hijo, verdadero y a medida de la madre, el buen pingüino rosa yendo y viniendo y tan valiente hasta el final, la forma que me diste en tu deseo: honrado, cariñoso, jubilable, diplomado”.

Espero que les haya gustado… Gracias.

 

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