En 205 años de la llamada república ha sido preponderante el mando o poder del partido militar. La ley establecida por dictaduras, democracias o revoluciones es la misma: con militares, todo. Sin ellos, nada.
En la nombrada independencia, los blancos criollos dirigen la lucha por una libertad que pagará dividendos. De allí surge un poder militar que mantendrá su dominio pero que rendirá cuenta a los superiores intereses.
Este poder militar convive con una civilidad que utiliza a su favor. En el período petrolero, la escuela de democracia, fundada en el guzmancismo, le da cobertura liberal a una dictadura cortada por viejos cartabones y firmemente ligada a intereses foráneos.
Esta ficción se enriquece con el proyecto liberal-burgués que se expresa violentamente en 1945 contra el “pasado dictatorial andino”. La conspiración, encabezada por Pérez Jiménez, se junta a las fuerzas de Acción Democrática, también en busca del poder.
En 1948 los militares del 45 derrocan a AD y establecen otro gobierno de firme inspiración liberal-burguesa. En 1958, derrocada la dictadura, se inicia otro momento de nuestro liberalismo.
La ficción de democracia se expande. El mando militar al servicio del poder civil e intereses extranjeros, crea una supuesta unidad militar-cívica con base en la inversión “Triple C” en la FAN creada por Betancourt.
Contra la corrupción dice levantarse el intento de golpe del 4F-92, que vía ficción de democracia electoral se convierte en 1999 en proyecto de poder que anule o supedite toda aspiración civil.
Y el 05/07/16 Maduro llama a incrementar esa fuerza. Porque “una república independiente necesita un poder militar cada vez más grande”. Poderoso en generales sin brigadas ni divisiones y compañías tipo Cominpeg y otras más conocidas.
Y desafía a Ramos Allup: no te metas con los soldados, los sargentos, los capitanes. Métete conmigo que soy el comandante en jefe de la Fanb. Eres un cobarde. ¡A las Fanb se les respeta!
Se defiende así el auténtico poder de un partido militar que es el puntal de una revolución que cuenta con poco colectivo-pueblo pero con muchos fanáticos, tarifados y una creciente represión al disidente.
Sancho, a seis meses del polarizado “venimos a sacarte” de Ramos Allup, la revolución militar-civil pasa con salud por encima de esta tragedia de tan inéditos registros.
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