Mientras más tiempo pase

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Sé que la revolución no quiere pagar con votos en las elecciones de diciembre el costo político de las inevitables medidas de ajuste económico. Pero la situación es tan complicada y severa y la dejaron agravarse de tal modo que ese costo es imposible de obviar. Así, dejar pasar estos meses hasta enero de 2016 es necio; hasta suicida. El gobierno sabe bien que perderá la mayoría parlamentaria. De hecho Maduro lo necesita.

Claro, algo tiene que hacer para que de aquí al 6 de diciembre la mayoría simple que tendrá no se convierta en mayoría calificada. Eso le preocupa al señor Presidente, y mucho. Incluir el terrible homicidio de una señora en la estrategia comunicacional es un grueso error. Más craso yerro lo es que Maduro diga que tiene pruebas de un delito y que «en su debido momento las mostrará».

 

Alguien con dos dedos de frente ha de decirle al señor Presidente que guardar evidencias de un crimen supone al menos dos delitos: obstrucción de la justicia y encubrimiento criminal. Y en el caso de un funcionario público -y Maduro lo es- la responsabilidad es aún mayor, por razones más que obvias. No sé qué hay en la cabeza de quien ideó esta estrategia, pero de seguro no quiere bien para Maduro. Esos dos actos, más lo de cerrar la frontera con Colombia y cometer abusos en los desalojos, agregan leña al fuego del disgusto de la colectividad.

 

La oposición no tiene interés alguno en el retraso de las medidas económicas para enfrentar la severa crisis que padecemos que nada tiene que ver con una imaginaria guerra económica. Porque mientras más tiempo pase, más difícil será sacar al país del foso. Y eso no le conviene a nadie y menos ante la perspectiva de mayor caída del precio del barril y, por ende, del ingreso en dólares, que es lo único que medio sostiene la resquebrajada economía.

 

Los países entran en rojo pero no quiebran. Es cierto. Pero sus empresas, sus industrias, sus comercios, sus ciudadanos, sí. Y eso es exactamente lo que está pasando. Afortunadamente el sector bancario no está perjudicado, aún, por lo cual lejos estamos de un corralito o una crisis financiera. Pero el gobierno está en una encrucijada. Si busca ya un diálogo con los futuros diputados, que no serán los mismos que son hoy, puede adelantar un plan que igualmente es inevitable.

 

Por su parte, la oposición integrada en la MUD entiende bien que las elecciones de diciembre son apenas un destino en una ruta mucho más larga. Comprende que éste no es el último inning. Que es mucho lo que hay que batear aún.

 

Sabe también que la gente tiende a apoyar con su voto por razones personalísimas y sectorizadas. Que las razones difieren de una persona a otra. Tiene muy claro que éste no es un comicio que se gana en Caracas. La mayor parte de los votos y las curules están en provincia. Es allí donde hay que buscar y conquistar. Y tiene nítido también que del triunfalismo sólo queda la decepción.

Llega al comicio con severa impopularidad, habiendo desilusionado a millones que confiaron en promesas que nunca se cumplieron. Con una evaluación muy lamentable en varias áreas. Con la economía hecha puré. La barajita del resentimiento no sirve más. Porque con el rencor no se va al mercado ni sirve para hacer más tolerables las penurias y calamidades.
La oposición va bien. Pero le falta. Debe coordinarse mejor y enfocar el mensaje que aún luce confuso y disperso.

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@solmorillob

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