Jorge Oswaldo Hernández Brito era oriundo de Maturín, estado Monagas, y tenía un mes trabajando en el campo Carrizalito, ubicado en el km 138 de la vía Upata. Ese día, ayer, la lluvia cayó fuertemente temprano por la tarde, dejando todo el lugar completamente mojado.
Aproximadamente a las 2:45 p. m. dejó de llover y el hombre de 32 años logró ver que las frutas de una árbol de mango estaban al alcance por el peso de las ramas empapadas, por eso decidió agarrar una vara para tumbar algunos y compartirlos entre los demás trabajadores, sin percatarse que muy cerca se encontraba una guaya de alta tensión rozando el árbol. Tras largos quince minutos los campesinos observaron que el árbol estaba siendo consumido por el fuego, por lo que corrieron a averiguar lo que había sucedido.
EL HALLAZGO
Salomón Añez fue uno de los primeros en llegar al sitio y quedó impresionado al observar el cuerpo de Jorge tendido en el piso casi calcinado. «Llegué al lugar porque el mango estaba quemándose y observé a Jorge casi calcinado. Sabía que no tenía signos vitales pero hicimos todo los posible por salvarlo», aseguró el trabajador del campo.
Leonardo fue trasladado sin vida por sus compañeros hasta los bomberos de Upata, pero nada pudieron hacer. El hombre murió de manera fulminante al recibir la descarga eléctrica. Sus familiares en Maturín fueron informados sobre el deceso y llegaron hasta la sede del Cicpc para retirar el cuerpo.
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