Ofrendas a La Chinita guardan sus historias

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Son tantas las ofrendas que la grey le regala a La Chinita, que una capilla lateral hubo de disponerse en la Basílica, para depositar los miles de agradecimientos que, año tras año, llegan como certeza de que hay milagros pequeños y hasta presidenciales.

Bandas de reinas de belleza, dos mini-sillas presidenciales, placas, anillos de graduación, mechones de cabello, una muñeca de trapo y cascadas de flores, dan muestra del fervor zuliano por su patrona.

En este aniversario 314 de la aparición de la Virgen de Chiquinquirá, Antonio Ocando, sacristán del templo mariano por más de 20 años, cuenta por miles las ofrendas hechas a Nuestra Señora de Chiquinquirá.

En el nicho que los feligreses llaman el Museo de la Virgen, ubicado del lado izquierdo de la nave de la Basílica, reposan en una capilla lateral, apretujados, gran cantidad de regalos obsequiados a La Chinita por su feligresía a lo largo de los años.

“El lugar que resguarda los objetos recibidos se ha hecho pequeño. Aquí reposan como ofrenda a la Virgen, trofeos de campeonatos deportivos de toda índole, desde las Águilas del Zulia hasta equipos de las pequeñas ligas; casitas en miniatura, bandas de misses, anillos de graduación, medallas, hasta réplicas de las sillas presidenciales en miniatura de los exmandatarios Rafael Caldera y Luis Herrera Campins”, confesó con solemnidad.

La lista no deja espacio a la imaginación y el sacristán de la Basílica contribuye a ello: “mechones de pelo, birretes, poemarios, muñecas de trapo, zapatillas, camisetas deportivas, balones, vestidos de novia, insignias militares, son algunos de los miles de objetos que una vez fueron presentados ante el altar de la Virgen Chinita, solo por agradecimiento”, detalló.

Fervor a toda prueba

Ocando también coordina las visitas de escuelas e instituciones que llegan con sus centenares de niños a ver a la virgen bajada de su altar. Conmovido relató la ofrenda que una niña entregó hace algunos años.

“Nos encontrábamos acá y vimos a una niña rezando con fervor a la Virgen de la Chinita. En su oración la pequeña pedía por la salud de su mamá, diciéndole que si su madre se recuperaba ella le daría lo más preciado que poseía”,  cuenta el sacristán.

Pasado un tiempo, la niña regresó con su mamá, curada milagrosamente de un cáncer y con su ofrenda acurrucada entre sus brazos: una muñeca de trapo.

Otro agradecimiento es el de Jesús Miguel Bruno, quien hace guardia de honor a la reliquia sagrada de la Virgen de Chiquinquirá.

Desde su posición domina la escena y la columna de feligreses que le llevaban flores a la Sagrada Dama del Saladillo. Él mismo es una ofrenda.

Recuerda que “junto a mi familia pasamos momentos muy duros con el cáncer que padeció mi papá. Al momento de su operación le pedí a la virgen que intercediera y lo hizo”.

“¿Y cuál fue tu promesa?, preguntamos.

“Hacerme servidor de la virgen”, respondió en su uniforme de impecable blanco mariano.

Las visitas

Dos mil visitantes diarios recibe la virgen durante las fiestas patronales, según comentó el sacristán ya de salida.

“Ese fervor va creciendo cada año; y cada año siguen llegando las ofrendas en agradecimiento a la acción milagrosa de la Virgen de Chiquinquirá”.

UN/Juan Carlos Guillén

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