Que bueno el LP “ Este es Ismael Miranda”
En diciembre de 1975, coincidió con un viaje que hice a Puerto Rico, y adquirí el LP de Fania «Este Es Ismael Miranda” magistral producción musical que supuso la mayoría de edad musical para un cantante incombustible y de gran peso a quien llamaron años después el “Niño Bonito”. Y eso es mucho decir porque ya era un personaje muy conocido en la industria discográfica latina, si bien lo recordamos con la orquesta de Joe Pastrana y el clásico tema de “Rumbón Melón”, que pegó a la edad de 15 años.
Paso a nombrar su paso por la orquesta de Larry Harlow, a los 17 años de edad, que sirvieron de base para unos años mas tarde abrirse paso como vocalista De este disco “ Este es Ismael Miranda” todas sus canciones alcanzaron el hit parade en diferentes ciudades y países del Caribe y Europa, y aún son clásicos salseros como Cipriano Armenteros y María Luisa. Precisamente por la escogencia del repertorio, se le puede considerar un antes y un después en su carrera y también una declaración de principios. Aludiendo al título de uno de sus temas,de ese magistral LP que semeja a pesar del tiempo transcurrido la locura de hiperinflación que vive mi país, Venezuela, me refiero al tema “ La Cosa No Es Como Antes”. Y además, puso en escena boleros de arrabal y baladas que marcarían su vida posterior y su pronunciado gusto por el tango y llevarlo al rítmo de bolero Los músicos que participaron en esta magistral producción fueron, además de Ismael Miranda, voz y percusión menor; en los bongoes: José Mangual Jr; Willie Mulenz, piano, Frankie Rodríguez, congas; Richie Fernández y Héctor Bomberito Zarzuela, trompetas, Dominic Cortéz, acordeón,; Jorge Millet, percusión menor; Vinnie bell, guitarra, Leopoldo Pineda y Reinaldo Jorge, Trombones; Joe Santiago, bajo, Nicki Marrero,timbales; en los coros Rubén Blades, Jorge Millet; Adalberto Santiago y Héctor Lavoe, unos verdaderos monstruos en esos momentos montando coros, aparte por la fama que ostentaban por su calidad vocalística.
Me permite referirme a la inclusión del acordeón ejecutado por Dominic Cortez, en ese LP, a instancias de Ismael Miranda, a pesar que no fue común en la salsa, pese a que Roberto Torres llevó el vallenato a salsa: Pero Miranda consideró que en vista de que estaba de moda ese instrumento en los merengues dominicanos con Angel Viloria; y a temas dell chileno Larry Godoy y al sacerdote, Guido Arteaga vio factible incluirlo en la parte de bolero en ese disco. Porque el acordeón le semejaba en los boleros al sonido del bandoleón
transcurridos más de 30 años de carrera musical, el salsero Ismael Miranda sigue conservando la cadencia y sonoridad que lo colocaron entre el grupo selecto de artistas que protagonizaron el sonido salsero, a finales de los años 60.
Natural del barrio Morocó de Aguada, donde nació el 20 de febrero de 1950, desarrolló su vida en la ciudad de Nueva York, luego de que sus padres emprendieron vuelo hacia la gran urbe para insertarse como mano de obra en el sector textil, justo en el momento del auge del desarrollo industrial, que impulsó el crecimiento del este de Estados Unidos, en la década del 50.
La vida en Nueva York no fue fácil, y en la memoria del cantante subsisten intactas las imágenes de los primeros años de altibajos en un mundo extraño, dominado por la pobreza y la marginación social y racial.
“Nuestro primer apartamentito fue en Long Island, y yo tenía 4 anos. Luego nos mudamos a la ciudad, en Manhattan, en Señaló Ismael Miranda que para el año de 1969. Allí tuvimos un cuartito chiquito; después conseguimos otro con un baño, en la 21, entre Novena y Octava, y de ahí nos mudamos a la calle 10, que fue el primer apartamento que tuvimos y en el que yo tenía una habitación, porque siempre vivíamos en un cuarto todos juntos”, narra el cantante, quien asimiló la experiencia migratoria porque, confiesa, sabía que la decisión de sus padres de emigrar estaba marcada por la intención de buscar un mejor futuro para la familia, pese al dolor que les provocó la separación de su terruño.
De pequeño, Ismael Miranda fue “muy musical”. Con apenas ocho años de edad empezó a cantar en inglés en obras teatrales de su escuela y hasta formó parte de un grupo infantil que se llamó Little Junior in the Class Mate. Al poco tiempo, comenzó a tomar clases de canto en una escuela de música en la 46 y Broadway y luego, a sus 19 años de edad, estudió con un maestro que le recomendó Tito Rodríguez.
El ambiente en el que se crío le ayudó a cultivar su encanto por la música, aunque deseaba ser percusionista, y no vocalista.
“Cuando yo me criaba la vida era bien chévere. Me gustaba mucho la música, había mucho rock and roll y yo me pasaba donde había ambiente. También, mi papá era un enfermo de la música, de esos que cuando cobraba (el salario) lo primero que hacía era comprar discos de 60 revoluciones (rpm) y algunos elepés. Me críe escuchando a la Sonora Matancera, Rolando Laserie, Ramito, Rafael Cortijo… una variedad bien buena. A él le gustaba todo tipo de música y todos los fines de semana había fiesta en casa”, senala.
Antes de cantar, deseaba tocar congas en un conjunto. Por eso, a los 10 ańos de edad le comunicó a su mamá sus deseos de comprar una conga y “yo puse la mitad de los chavos, y ella la otra”. De pronto, había insertado un tubo en la conga para anadirle un cencerro y provocar sonidos al compás de la música de Ismael Rivera. Más tarde compró un bongó “que calentaba en fuego”.
Un tiempo más tarde lo invitaron a formar parte del grupo Pipo y su Conjunto, como cantante. “Yo no sabía cantar, lo que hacía era aguaje. Pero en el grupito cantaba y tocaba congas. Eso fue una experiencia chévere porque hicimos muchas cosas. Éramos un sexteto: conga, bajo, bongó, timbal, piano y metales y tocábamos en muchos sitios de gratis y hasta por tres pesos”, manifiesta.
popular bajo la égida del grupo Andy Harlow Sextet, en el que el artista se fue aplanando. De ahí pasó al conjunto de Joey Pastrana (1967), en el que grabó su primer disco, “Lets Ball” y en 1968, se movió a la orquesta de Larry Harlow para iniciar una carrera artística triunfante que en poco tiempo lo coronó como una de las voces predilectas del sonido salsero, ganándose el apelativo de “El Niño Bonito de la Salsa”. Armando Gruber Bolívar
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