El hampa no perdona, no mide edad, sexo, color político, estatus social ni profesión. Las cifras de muertes por homicidio en Caroní son aterradoras: 55 en enero, 47 en febrero y 14 en lo que va de marzo, según las estadísticas de los impresos regionales. Sobre los cuerpos policiales radica el mayor peso de esta realidad que mantiene en zozobra la vida del guayanés. Pero, ¿solo de ellos?
La palabra «tranquilidad» desapareció del vocabulario del ciudadano, solo quienes trajinan con guardaespaldas pueden saborearla. De día, de tarde, de noche y de madrugada la situación es la misma. Cualquiera, dentro y fuera de su hogar, que se movilice en carro o a pie, que trabaje en el centro o en los alrededores de la ciudad; está a la orden de la delincuencia.
¿Son los policías los absolutos culpables? ¿Están los funcionarios realmente capacitados para cumplir con la tarea de proteger al ciudadano? ¿Están bien dotados los organismos de seguridad para atender de inmediato los delitos? Las respuestas deben darlas ellos mismos, pues son los únicos que conocen la situación del recinto policial, ellos quienes tienen esa gran responsabilidad en el hombro. Sin embargo, ninguno de los consultados quiso declarar porque no están «autorizados», aunque otros fueron más sinceros y dijeron que podían perder su puesto de trabajo si hablaban «de más».
El desempeño de los funcionarios policiales ha sido duramente cuestionado, sobre todo cuando las cifras de atracos, asesinatos y secuestros salen a relucir. Hay quienes hacen seguimientos minuciosos a los casos con el fin de determinar si son resueltos o no y si verdaderamente existe la justicia. Son variadas las opiniones, por supuesto, y las estadísticas oficiales no coinciden con las publicadas en los medios de comunicación y con la cuenta que llevan algunos estudiosos del tema, pero tampoco con la que suministran las fuentes oficiales. ¿En quién se debe creer entonces?
COMUNIDAD VIGILANTE
Con la creación de los cuadrantes estratégicos de patrullaje inteligente se le ha dado la oportunidad a la comunidad de participar, de forma directa, en la erradicación de la delincuencia, así lo afirma José Viznel Álvarez Pérez, consultor jurídico de la Policía del estado Bolívar, quien en su opinión como funcionario y ciudadano manifiesta que, aunque ha sido efectiva la estrategia, «esperamos que cada día se puedan ir mejorando las fallas para consolidar la idea».
Con respecto a la actuación de los cuerpos de seguridad de la entidad, señala que «la difusión de los números telefónicos de los centros policiales ha sido positiva», ya que al momento de una persona requerir protección policial, los funcionarios podrán acudir «de inmediato». «Estos cuadrantes aumentan la eficacia de la policía porque al enterarse del hecho delictivo pueden radiar rápidamente y enviar a los patrulleros a resolver. En unos cinco minutos ya deben estar en el lugar de los hechos», explica el abogado.
Hay quienes cuestionan que los funcionarios «matraqueen» en cada calle, avenida, puente o esquina de la ciudad para «redondear» su sueldo. Hay quienes los señalan por haber crecido en un barrio o por no tener la inteligencia de otros. Hay quienes los juzgan por disparar cuando son atacados. Hay, también, quienes aseguran que están desmotivados porque no tienen lo necesario para trabajar y lo hacen «con las garras». Cada quien tiene derecho a opinar. Pero, ¿cuál es la realidad?
Álvarez expresa que «la situación país» ha conllevado que haya «carencia de algunos recursos, pero eso no le impide a los funcionarios hacer bien su trabajo». Asevera que «se sigue haciendo lo posible para atender las necesidades que manifiestan tener para que cada día hagan mejor su trabajo». Igualmente, indica que los recursos monetarios para la adquisición de patrullas, motos, radios, armas, uniformes y demás herramientas están llegando «poco a poco».
Sea lo que sea, como sea y cuando sea, los ciudadanos quieren confiar en los cuerpos de seguridad que han sido creados para protegerlos y defenderlos. No quieren verlos como enemigos, sino como amigos y aliados. No quiere «temblar» cuando ven que se acerca un funcionario, mucho menos temer porque piensan que algo malo puede pasar. El gobierno debe responder las exigencias de los organismos policiales y estos las del pueblo que clama un poco de tranquilidad en la calle y hasta dentro de sus propios hogares.
EL FUNCIONARIO POLICIAL:
• Debe estar capacitado y entrenado para acatar instrucciones, respetando la Constitución, las leyes y los reglamentos que rigen al Estado venezolano.
• Debe mantener una conducta intachable, basada en la integridad ética, moral, de gran entereza y suma probidad, procurando anteponer la verdad en sus pensamientos.
• Debe conocer sus limitaciones y trabajar en función de mejorarlas cada día. Debe defender y proteger la dignidad humana sin discriminación alguna, asumiéndose a sí mismo como un servidor del pueblo venezolano.
«SE BUSCA EL ENTENDIMIENTO»
«Ser policía no es fácil y manejarse en ese ambiente tampoco. Cuando se roban un vehículo y el policía lo recupera, ahí sí es bueno; pero cuando hay una tómbola y el policía se acerca para recordar que debe terminar, es el malo», señaló Rafael Gamez, asesor legal de la Policía del estado Bolívar.
Asimismo, indicó que las demandas contra este cuerpo de seguridad son pocas y que la mayoría tiene que ver con «procedimientos que no se han hecho bien». Al mismo tiempo, explicó que con el funcionario «siempre se busca un entendimiento» porque «es difícil tenerlos a todos contentos».
El abogado agregó que los policías no han expresado «ningún descontento con su forma de trabajo» y que las «pocas quejas» son por diferencias de prestaciones sociales, pese a que recientemente, en materia de sueldos, «hubo una mejora para quienes trabajamos en esta institución».