Aproximadamente hace tres años en gran parte de Ciudad Guayana inició la instalación de la tubería para el servicio de autogas vehicular que estaba siendo financiado por Petróleos de Venezuela (Pdvsa). Sin embargo, la paralización del proyecto originó el deterioro en la calidad de vida y un aumento en la molestia de la población.
Familias que hacen vida en la comunidad Colinas de Unare, en Puerto Ordaz, señalaron que las precariedades empezaron a relucir porque tras empezar los trabajos no sellaron las excavaciones, que se han convertido en pozos de contaminación y un problema para el paso vehicular. «Anteriormente utilizábamos rampas de metal para medio solucionar, pero ya nos cansamos», dijo Nancy Oropeza.
Asimismo, indicaron que la inseguridad y carencia de unidades de transporte público son otras de las calamidades con las cuales tienen que lidiar todos los días. «Sin importar el horario, los transportistas no quieren cumplir sus rutas porque las piezas mecánicas se le pueden dañar al caer en un hueco», explicó Javier Lárez.
PROMESAS IMCUMPLIDAS
Los residentes expresaron que han tratado de solucionar el problema mediante cartas enviadas al alcalde José Ramón López y a la Corporación de Servicios Patrióticos y Sociales del municipio Caroní (CSPS), pero las respuestas han sido «negativas». «Estamos cansados de que nos mientan. Prometen y prometen pero nunca hacen nada», denunció Carmen Flores.
JUSTO NOGUERA
Al enterarse de la protesta, el presidente de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), Justo Noguera Pietri, se acercó al lugar para escuchar las solicitudes y recorrer las calles afectadas acompañado de la multitud, prometiendo, en el sitio, la solución del problema. «Tengo que reunirme con el Gobierno nacional y representantes de la comunidad para comenzar la restauración del pavimento», indicó.
Los manifestantes resaltaron que no pertenecen a ningún partido político, esto para que no se confunda la intención de su protesta.
Por su parte Noguera reiteró el llamado a la calma, porque «para empezar la labor se necesitan millones de bolívares que no se obtienen de un día para otro».
NO SON SOLO LAS VÍAS
Pero no solo el mal estado de las vías llevó a los ciudadanos a la calle, también la falta de alumbrado público y de patrullaje, ya que estas deficiencias inciden en el aumento de los índices delictivos en la zona y sus alrededores.
«A las cinco de la tarde tú no ves a nadie por estas calles, la gente tiene mucho miedo de salir porque puede pasar un motorizado y se antoja de pegarle un tiro. Vivimos en zozobra, ya ni compartir con los vecinos podemos porque no sabemos en qué momento podríamos perder la vida», lamentó Isis de Ramos.
SIN RESPUESTAS
A principios de año, el concejal de la parroquia Unare, José Prat, introdujo un documento en la oficina del Ministerio de Ambiente para solicitar el nombramiento de una comisión encargada de resolver el problema del relleno sanitario. «Ni se tomó en cuenta nuestra petición, ni se nombró la comisión», informó el edil de Caroní.
Igualmente, señaló que, en conversación con el Alcalde, le recomendó la implementación de un modelo estructural completo para la recolección de los desechos, «porque unas compactadoras más no son suficientes para lo avanzado que está el problema», pero la sugerencia tampoco fue tomada en cuenta, siendo esta la parroquia más grande y afectada del municipio.
INEXISTENCIA DE ENFERMEDADES
Juana Gascón, habitante, recordó que el tema de la basura también afecta a los vecinos. No obstante, indicó que, hasta el momento, no se han reportado casos de afectados por dengue, escabiosis, hepatitis y diarrea, producto del estancamiento de las aguas servidas. Afirmó que de llegar a tener noción de un brote, trabajarán para implementar un operativo de vacunación y pedirán apoyo a las autoridades.
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