El helicóptero en el que el expresidente chileno Sebastián Piñera sufrió un accidente mortal tras precipitarse en el Lago Ranco, en el sur de Chile, fue reflotado la tarde de este sábado desde una profundidad de 28 metros por personal de la Armada de Chile en colaboración con buzos de una empresa privada.
Las labores de extracción empezaron a primera hora de la mañana y se alargaron durante toda la jornada. En el lugar intervinieron, además de la Armada y los rescatistas privados, la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), la Fiscalía de la región de Los Ríos y Carabineros.
Según informó la prensa local, la barcaza que lleva el helicóptero (cubierto con una especie de manta negra) será conducida al puerto de Futrono, a los pies del mismo lago, para que la aeronave sea entregada a la DGAC, encargada de trasladarlo hasta la comuna de Cerrillos, en la región Metropolitana, donde se encuentra la capital. Por su parte, Carabineros (Policía militarizada), se encargará de resguardar la seguridad durante el traslado.
El helicóptero que Piñera pilotaba, un Robinson R44 matrícula CC-PHP de su propiedad desde 2006, se precipitó sobre el Lago Ranco, un exclusivo balneario a más de 800 kilómetros al sur de la capital donde pasaba los veranos con su familia.
Las tres personas que viajaban con él, su hermana Magdalena, un amigo y el hijo de este, consiguieron salvarse y, aunque la autopsia confirmó la muerte por ahogamiento, la Fiscalía aún se encuentra investigando por qué la nave cayó al agua.
Los últimos peritajes dados a conocer por la prensa local revelan que no hubo llamados desde la aeronave a la DGAC, ni a la Capitanía de Puerto de Lago Ranco y que al tratarse de una aeronave pequeña, no cuenta con un registrador de vuelo o «caja negra», que podría haber entregado información sobre los últimos segundos que el helicóptero estuvo en el aire.
«Todo fue muy rápido»
Uno de los acompañantes del exmandatario en el fatídico viaje, Bautista Guerrero –hijo de su amigo Ignacio, que viajaba de copiloto–, explicó en una breve entrevista concedida el viernes a un medio local que «todo fue muy rápido».
«Por poca visibilidad dimos la vuelta donde se podría ver mejor sobre la costa y ahí nos topamos con el agua», dijo Bautista Guerrero, de 23 años, desde el cementerio donde se inhumó el cuerpo del exmandatario.
“Lo último que escuché bien es que (Piñera) cambiaría de rumbo», agregó, antes de detallar que en el momento de caer al agua abrió la puerta, se quitó el cinturón y «al llenarse el helicóptero (de agua)», salió. Agencias
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