“Seguir aprendiendo para seguir enseñando”

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Los padres no son los únicos que tienen la responsabilidad de educar, guiar y formar a sus hijos, ya que los maestros comparten con ellos esta importante tarea. Hoy en día los venezolanos que toman la decisión de emprender estudios universitarios en Educación, en cualquiera de las universidades nacionales, desconocen el futuro de su campo laboral, no porque las escuelas vayan a desaparecer, sino porque la estabilidad de un educador en el país es incierta.

Reclamos, protestas, paros y reuniones que no llegan a nada es lo que han protagonizado los docentes en los últimos 10 años, a causa de las insuficientes respuestas recibidas. Sin embargo, mantienen firme su decisión de seguir aportando sus conocimientos a los cientos de niños y adolescentes que tienen bajo su cargo en las aulas de clases.
No es para nadie un secreto que los profesionales de la educación no son los mejores pagados, pero son ejemplo de lucha, constancia y empeño, puesto que día a día se hallan con los estudiantes incentivándolos e invitándolos a luchar por sus sueños, por lo que anhelan y por lo que deben construir.
Pero, el maestro cumple una de las funciones principales en el ser humano y es la de transmitir valores. Enseñarles a los niños, desde temprana edad, el valor del respeto, el compañerismo, la solidaridad, el amor, la honestidad, entre otros, es un acto de grandeza que cada uno sabrá apreciar a medida que vaya creciendo y desarrollando actitudes propias. El paso de un verdadero maestro por la vida de cualquier persona debe dejar una marca imborrable y eso, en gran parte, dependerá del profesional cuya pasión sea incesante e inigualable.

UN RETO BIEN PLANTEADO
Sulanys Yépez es docente y no lo pensó dos veces para dar su testimonio y compartir unas palabras este día. Su formación como educadora transcurrió en los pasillos de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), extensión San Félix. Tras 15 años prestando sus servicios en instituciones públicas y privadas, hoy siente una «gran satisfacción» por el trabajo que ha venido realizando.
Actualmente imparte clases de Historia y Comercio en la Unidad Educativa General Ezequiel Zamora y es maestra guía de los alumnos de 6to grado. «Los educadores deben seguir su formación porque la situación del país lo exige, principalmente porque debemos enfocarnos en el rescate de los valores que para mí no se han perdido sino que los hemos aislado. Los profesionales de la docencia debemos prepararnos para formar a estos jóvenes que serán parte de una sociedad con características muy particulares».
La profesora recuerda que cuando decidió comenzar a estudiar en la universidad sintió la necesidad de aprender técnicas que la acompañarán en su deseo de educar. «Me sentí preparada para educar, para transmitir mis anhelos a ese grupo de alumnos que esperaba por mí en un salón de clases. Hoy en día siento que tengo el mismo reto: seguir aprendiendo para seguir enseñando».

COMPROMISO FIRME
Emelis López comparte con Sulanys la apasionada labor y coincide en que «es una de las carreras más hermosas». Aunque su sueño no fue precisamente ser maestra, la recomendación de su mamá fue la más acertada. «No llegué a estudiar Educación porque me gustaba, sino porque mi mamá me insistió. Fue así como comencé y en poco tiempo me enamoré. Le agarré el gustico».
En 2008 culminó parte de sus estudios y recibió el título de Técnico Superior en Educación en el Instituto Universitario de Tecnología pedro Emilio Coll, en Puerto Ordaz, y posteriormente, en 2012, finalizó su licenciatura gracias a un convenio que hicieron los directivos de este centro educativo con la UPEL. Sin embargo, esta joven educadora no perdió tiempo y desde que se sintió preparada para atender a niños de primaria quiso entrar en una escuela y poner en práctica lo aprendido.
La escuela Jesús Rafael Soto de Fe y Alegría, ubicada en Unare II, le abrió las puertas y allí permanece hasta la fecha, pero ya no como educadora sino como coordinadora cultural de primaria. En ella también se hace evidente la satisfacción alcanzada hasta ahora en su campo de trabajo, y pese a las vicisitudes, sigue comprometida con su tarea.
«Sigo y seguiré comprometida con mi trabajo porque es lo que me gusta. He pensado en los postgrados que quiero hacer y me gustan Psicología y Gerencia Educativa, pero son muy costosos y las oportunidades aquí son escasas, sin embargo eso no me detendrá».
Al igual que su colega, considera que la formación de un docente es importante para reforzar los valores en los niños, ya que «el respeto y el compañerismo son los más ausentes en el aula de clases en este momento». Asegura que «quien estudie Educación debe tener valores para poder enseñarlos».

A PROPÓSITO DE ESTA CELEBRACIÓN
Las docentes invitadas a esta edición especial no desaprovecharon la oportunidad para hacer llegar unas palabras de afecto a sus colegas y, por supuesto, un saludo de felicitación a quienes comparten con ellas la pasión de educar.
«Ante todo hay que conservar la ética profesional y dejar a un lado la comodidad. Tenemos que documentarnos a diario y dar lo más que podamos a nuestros alumnos. Debemos recordar que estamos educando personas para que tengan un futuro exitoso, y será así si nosotros nos enfocamos en eso. Fórmense, no tengan miedo. Tengan amor por su carrera y anímense. Propicien en el alumno el espíritu de lucha y llévenlos a ser grandes profesionales», fue el mensaje que emitió la maestra Yépez.
Por su parte, López insiste en que hay que luchar. «Hay que luchar, de eso estoy convencida. Sobre todo si es la carrera que quieren estudiar. Es una carrera hermosa. Lo monetario hay que dejarlo a un lado si lo que se quiere es formar a un estudiante. La decisión de estudiar Educación debe tomarse con firmeza».

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