Sabemos que todo conocimiento espiritual en la historia de la humanidad ha tenido dos vías para darse a conocer; una de ellas es la exotérica, que es aquella que se conoce, que se entrega abiertamente a la comunidad, y otra, la esotérica, que es reservada a algunos pocos y que se trasmite de maestro a discípulo. De esta última, se conservan hoy algunos elementos que, de alguna manera, están en nuestro inconsciente colectivo y que pueden ayudarnos en nuestro trabajo personal. A continuación entregamos algunos significados esotéricos que las tradiciones ocultistas dieron a los números.
CERO (El Punto Muerto)
El concepto del cero fue descubierto por los mayas más de mil años antes que los europeos. Representado por una concha cerrada, recordando la posición del feto en el útero, el cero representa la desintegración del grano de maíz que precede a la aparición de la semilla y simboliza la regeneración cíclica, pues representa el paso de una vida a otra… el punto muerto… de donde parten los números ascendentes, como el comienzo del desarrollo de toda nueva vida.
Contorno gráfico de la esfera, el cero se aproxima al simbolismo de la copa, del vaso o del cofre de los cuentos donde se encierra a una princesa o a un héroe, imagen del vaso filosófico de la iniciación hermética. Se convierte entonces en un símbolo matriarcal, emblema de la mujer fecundada.
UNO (La Base)
El mejor símbolo de la Unidad es el punto matemático imperceptible, arbitrariamente situado en la intersección de dos líneas o en el centro del círculo, el que engendra la línea que se desplaza en el espacio y crea la superficie, dando la idea de la tercera dimensión. El punto es el Uno en vías de engendrar todas las cosas.
Los antiguos compararon la Totalidad con el centro de una rueda: la realidad en sí sería como un motor inmóvil; las realidades sensibles, como los rayos y la circunferencia de la rueda. Estas realidades están en constante interdependencia, pues según los filósofos, el Uno domina el tiempo y el espacio, mientras que los seres múltiples se sumergen en el flujo del devenir.
Numerosas civilizaciones (mesoamericanas, caldea, asiría, egipcia) eligieron representar la unidad por una rueda halada.
DOS (La Dualidad)
Símbolo de la polaridad, de la oposición, de la división de la unidad en masculino-femenino (Yin/Yang), el dos es también el símbolo de la sexualidad.
Representa también el doble poder divino de creación y de destrucción (Shiva).
Sin embargo, el dos es, sobre todo, la ambivalencia, la dualidad, simbolizada por el andrógino, mezcla de caracteres masculinos y femeninos con el órgano macho de la procreación, o por un animal, como la babosa, que lleva los dos órganos.
TRES (Receptáculo de la Totalidad)
Primer número impar (el uno era considerado par e impar a la vez, macho y hembra), activo, símbolo del cielo, del espíritu, el tres es un número perfecto, la imagen sensible de la divinidad, igualmente representado por tres círculos enlazados, tres velas, tres cruces, tres soles, tres colores: blanco (Padre), azul (Hijo) y rojo (Espíritu Santo), y por el trébol.
Esta Trinidad Padre-Hijo-Espíritu Santo, Mithra el dios triple, etc., simboliza la triple energía divina que prodiga a la tierra por tres veces sus beneficios. Se le aparece a Ezequiel bajo la forma mixta del águila, del toro y del león, emblemas del espíritu etéreo y de los poderes destructores y creadores que se unen en el Dios verdadero.
El mismo principio está representado en todas las tríadas divinas: la Trimurti hindú (Brahma, el creador -Vishnu, el conservador -Shiva, el destructor), las Tríadas egipcias de Menfis (Ptah – Sekhmet – Nefertum). de Osiris (Osiris – Isis- Horus), de Tebas (Amon – Mut -Khonsu), persa (Ormuz, el Sabio genio – Vahu Mano, el buen pensamiento – Asha Vahista, la perfecta justicia).
Fuente: http://masoneriapcbo.blogspot.com/
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