¿Te consideras buena gente? Échale un vistazo a estos consejos y determina si hay bondad en tusa acciones.
Sé humilde: Nunca creas que eres mejor que nadie, ¡pues no lo eres! El humilde, a pesar de sus logros, no los pregona, y su sencillez lo identifica.
Sé generoso: La generosidad no depende de cuánto des. Es decir, generoso no es el que tiene mucho y es espléndido, sino el que tiene poco y da mucho.
Sé compasivo: Compasión es mucho más que darle un bolívar a un limosnero, más bien, es ponerte en los zapatos de él y sentir su sufrimiento. ¡Ayuda a quien te necesita!
Si careces de una de ellas, de seguro estás practicando lo contrario. Lo opuesto a la humildad es la prepotencia. Lo contrario a la generosidad, es el egoísmo y el enemigo número uno de la compasión es la indiferencia.
Trabaja en aquella cualidad que flaquees. Diariamente, haz por lo menos una acción que demuestre tu humildad, generosidad o compasión. Lo maravilloso de ser bueno es que tus acciones bondadosas son recompensadas. Como dice el proverbio chino: «siempre queda un poco de fragancia en la mano del que ofrece flores».
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