Olvídate de cualquier material que sea rugoso, como el papel de los baños públicos para secar manos, o una prenda de tejido sintético que, aunque no las veas, puede contener partículas que provocarán finas rayas en tus cristales.
El primer consejo es el de comprar uno de esos kits que venden en las ópticas, formado por uno o varios pañuelos de algodón acompañados de un líquido especial para cristales. Utilizando este método no sólo se limpian las gafas sin rayarlas, sino que además, evitas que se empañen.
Otra herramienta para limpiar tus gafas son los paños que vienen en tu estuche de gafas, pero ojo, porque debes vigilar que estén perfectamente limpios, puesto que una pequeña partícula ya puede provocar un rayón. Soluciona esto añadiendo en tu próximo lavado todos los paños que utilices para limpiar las gafas.
¿Has probado con agua y jabón?
Sí, agua del grifo de nuestra casa a una temperatura templada y un poco de jabón de manos (¡sin pasarse!) obrarán el milagro, secando después con un paño limpio de algodón o con un poco de papel de baño (no el de secar manos) del que tienes en casa.
Finalmente, tanto el vinagre como el alcohol pueden serte de ayuda si extiendes unas gotitas sobre los cristales (unas pocas) y secas muy suavemente con un paño limpio de algodón o, en su defecto, un pañuelo de papel fino.
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