El Tribunal Supremo ruso, a instancias del Ministerio de Justicia, decidió el 20 de abril disolver el Centro de Administración de los Testigos de Jehová en ese país, así como las 395 entidades legales locales de esta organización religiosa.
Este veredicto marca un día negro para las libertades fundamentales en Rusia y es el punto culminante de una campaña discriminatoria que durante años ha llevado a cabo el gobierno ruso para restringir la libertad de culto de los Testigos de Jehová.
En Rusia, un país de 146 millones de habitantes, hay más de 175 mil testigos, quienes utilizan el centro para organizar y apoyar programas gratuitos de educación bíblica dirigidos a los ciudadanos.
En 2002, Rusia adoptó la Ley Federal de Lucha contra las Actividades Extremistas. Ahora, desde sus inicios, la definición imprecisa de “actividad extremista” que daba la ley, despertó cierta preocupación por la posibilidad de que las autoridades la usaran como arma de represión. Precisamente, esta ley ha servido para prohibir decenas de publicaciones de los Testigos de Jehová en este país, incluyendo, desde julio de 2015, el sitio en línea jw.org.
La decisión, que será apelada por los Testigos de Jehová, implica la clausura de su sede nacional en Rusia y abre el camino para la confiscación de todos los bienes que posee esta organización religiosa en el país.
En la práctica, no solo envuelve disolver todas las entidades jurídicas, sino también prohibir la obra de los Testigos de Jehová en toda la Federación Rusa.
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