Netflix acaba de estrenar la serie «Monstruos: la historia de Lyle y Erik Menéndez», que narra el caso de los hermanos Menéndez, condenados a cadena perpetua por el brutal asesinato de sus padres, ocurrido en 1989 en el lujoso barrio de Beverly Hills, en Los Ángeles.
En la serie Javier Bardem y Chloë Sevigny interpretan a los padres, José y Kitty Menéndez, mientras que Nicholas Alexander Chavez y Cooper Koch dan vida a sus hijos, Lyle y Erik.
El caso de los hermanos Menéndez conmocionó y dividió a la opinión pública estadounidense y los juicios a los que fueron sometidos fueron seguidos por millones de personas.
Un crimen en Beverly Hills
El 20 de marzo de 1989 el cubano-estadounidense José Menéndez, alto ejecutivo de la industria musical, y su esposa Kitty fueron acribillados a tiros en su mansión de Beverly Hills.
Sus dos hijos, Erik y Lyle (que tenían entonces 18 y 21 años), llamaron el día siguiente a la policía para informar de lo que había sucedido.
Ambos aseguraron que habían encontrado muertos a sus padres al llegar a casa.
Al principio la policía siguió la pista de grupos mafiosos y otras personas cercanas a los Menéndez como posibles autores del doble asesinato.
Sin embargo, los dos hijos de la pareja pronto estuvieron en el radar de las autoridades, entre otros motivos por la lujosa vida que comenzaron a llevar tras la muerte de sus padres, con compras de apartamentos, autos deportivos y relojes de lujo.
Erik Menéndez cometió un error que finalmente sería decisivo en el caso: le confesó a su psicólogo, el doctor Jerome Oziel, que él y su hermano habían asesinado a sus padres.
Sus dos hijos, Erik y Lyle (que tenían entonces 18 y 21 años), llamaron el día siguiente a la policía para informar de lo que había sucedido.
Ambos aseguraron que habían encontrado muertos a sus padres al llegar a casa.
Al principio la policía siguió la pista de grupos mafiosos y otras personas cercanas a los Menéndez como posibles autores del doble asesinato,
Sin embargo, los dos hijos de la pareja pronto estuvieron en el radar de las autoridades, entre otros motivos por la lujosa vida que comenzaron a llevar tras la muerte de sus padres, con compras de apartamentos, autos deportivos y relojes de lujo.
Erik Menéndez cometió un error que finalmente sería decisivo en el caso: le confesó a su psicólogo, el doctor Jerome Oziel, que él y su hermano habían asesinado a sus padres. BBC News
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